Pablo Pérez, de 51 años, fue hallado por la policía el miércoles en El Espinillo, Burruyacú, 30 kilómetros al noreste de la capital tucumana. Pérez, en un estado de salud deteriorado pero estable, había desaparecido el 25 de marzo cuando salió a trabajar en una empresa citrícola y nunca regresó. Durante su desaparición, Pérez sobrevivió en un “estado primitivo” entre plantaciones de limones y caña.
Desde el momento de la denuncia de su desaparición, se activó un protocolo de búsqueda a nivel provincial y nacional. Los efectivos de la Unidad Regional Este, siguiendo las directivas del comisario mayor Carlos Ruiz, realizaron múltiples operativos con personal especializado y perros rastreadores.
Luego de intensos rastrillajes y siguiendo la hipótesis de que Pérez se encontraba en zonas rurales, fue encontrado dentro de una finca en El Espinillo. Familiares y amigos acompañaron el operativo que finalmente dio con su paradero. La Unidad Fiscal de Delitos Complejos de turno intervino tras el hallazgo.
“Salió de su domicilio al trabajo en una empresa citrícola, pero nunca más regresó”, declaró su hermano. El reencuentro con Pérez, tras casi dos meses en condiciones muy precarias, cerró un capítulo de angustia y desesperación para sus seres queridos.
