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martes, abril 16, 2024
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“Orgullosa de limpiar culos”: la enfermera que hizo un descargo en Facebook y se volvió viral

Sara Rodríguez Martínez, una enfermera de 25 años, escribió un desahogo en su muro de Facebook en el que plantea qué importancia damos a algunas profesiones. “Yo no podría trabajar en algo que me exigiese mentir”, escribió. La publicación ha sido compartida más de 27.000 veces en cuatro días.

Escuchar una vez más esa frase hecha de “trabajar aunque sea limpiando culos” le llevó a escribirlo. “Fue un poco la gota que llena el vaso”, cuenta esta madrileña de Alcorcón a Verne, en conversación telefónica. Está contenta con el eco que ha generado su publicación y destaca que le han escrito “muchos auxiliares hombres contando que sufren burlas, que a veces les da vergüenza decir que son auxiliares”, también por haber sido tradicionalmente una profesión de mujeres.

Terminó de estudiar en 2012 y empezó a “alternar contratos temporales, en una residencia y a El Corte Inglés cuando se acababa; contrato temporal en otra, y después a Stradivarius, y así..”. Tras las prácticas, el resto de su trayectoria ha estado vinculada a centros privados sociosanitarios y residencias, cobrando unos 800 euros al mes. Del último trabajo le han despedido esta misma semana, afirma, tras cogerse una baja por lumbalgia.

Es un trabajo con una carga “física” importante, pero insiste en que “la carga emocional es casi un 70%”. Por eso reivindica una organización de su trabajo con tiempos más racionales: “Te dicen que de 8 a 10.30 hay que dejar listas y desayunadas a 14 personas. Esta gente, como nos pasa a todos, también tiene días malos, días en los que no quieren levantarse… Nos exigen una mecanización del trabajo y eso es imposible si lo haces con humanidad”.

“Por eso yo me declaro orgullosa de limpiar culos. Mi marido es barrendero y a él le llaman limpiacacas por limpiar la calle. Parece que porque limpiamos algo que la gente no quiere es un trabajo menos digno”, lamenta. “Nos partimos la espada, pero nos parte más el alma”, dice sobre algunas de las situaciones más duras que ha presenciado en residencias de ancianos. Como una mujer a la que su familia abandonó un agosto y cuando llegó octubre ni siquiera tenía con ella ropa de invierno. Aún recuerda su nombre.

En la conversación con Verne también aborda el recelo que existe a la hora de hablar de los cuidados físicos de personas dependientes. Es consciente de que no todo el mundo se ve preparado para atender incluso a sus familiares cuando enferman y tienen que aseaerles o llevarles al baño. Hasta lo vivió en su propia casa cuando a sus hermanas y a ella les tocó cuidar a su padre.

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