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jueves, marzo 28, 2024
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The New York Times: Argentina vive en una “economía bizarra”

Uno de los diarios más importantes de Estados Unidos, publicó un informe sobre la economía del país. “Si cree que la inflación del 9% es mala, imagine el 90%”.

The New York Times, uno de los diarios más importantes de Estados Unidos publicó un informe sobre los argentinos y la inflación. “Si cree que la inflación del 9% es mala, imagine el 90%“, empezó el artículo elaborado por los periodistas Jack Nicas y Ana Lankes que visitaron el país y lo recorrieron junto a Sebastián López Branch.

Con el mundo lidiando con precios en alza -dice la bajada de la nota- “una excursión a la Argentina revela cómo años de inflación pueden dar lugar a una economía verdaderamente bizarra”, expresó el artículo en donde se hace hincapié en el gran amor de los argentinos el dólar, ante la pérdida de valor de la moneda.

La inflación y el dólar

El dólar es rey en la Argentina porque el peso argentino se está desintegrando, en particular durante el último mes. Hace un año, 180 pesos podían comprar un dólar en el ampliamente usado mercado negro, ahora se necesitan 298″, cuentan los cronistas que durante quince días hablaron del fenómeno inflacionario con economistas, políticos, productores rurales, agentes inmobiliarios, peluqueros, taxistas, cajeros, artistas y vendedores callejeros y personas desempleadas y cuentan su asombro por el hábito argentino de pagar compras tales como terrenos, casas, autos y costosas obras de arte en efectivo y en dólares que guardan en ropa vieja, debajo del piso o en depósitos de seguridad situados en subsuelos y a los que se llega luego de pasar hasta nueves puertas.

El artículo cita que según expertos la Argentina es el país del mundo con más tenencias de dólares fuera de EEUU. Tanta, enfatiza, que a veces los dólares son tirados por error, como aparentemente sucedió en un basural en el que se encontraron decenas de miles de dólares.

Con el peso desplomándose, los precios suben para intentar equipararse. Muchos economista esperan que la inflación, ya del 64%, llegue a 90% en diciembre. Es una de las peores crisis económicas en décadas, y eso es mucho decir para la Argentina”, dice un pasaje, que asevera que en un mundo que lidia con el aumento de precios, “tal vez no hay economía que entienda mejor que la Argentina lo que es vivir con inflación”.

El país ha convivido con el fenómeno la mayor parte de los últimos 50 años, recuerda el diario norteamericano, incluyendo una etapa caótica a fines de los 90s en que la inflación llegó a un “casi increíble” 3.000% y en la que los argentino corrían a los almacenes a comprar antes de que los empleados llegaran con sus pistolas de remarcación. “Ahora –recuerda- la inflación alta volvió, excediendo el 30% anual todos los años desde 2018″.

La relación de los argentinos con el dinero

Los argentinos han desarrollado una relación altamente inusual con su dinero: gastan sus pesos tan rápido como los tienen, comprando en cuotas desde televisores hasta pelapapas, no confían en los bancos, raramente usan crédito y tras años de constantes aumentos de precios tienen poca idea de cuánto cuesta algo”.

El país es así un caso de estudio de cómo la gente se adapta a vivir en una economía casi imposible de imaginar en cualquier otra parte del mundo. La vida es especialmente manejable para aquellos con medios para hacer funcionar el sistema, pero muy dura para el resto, dice el Times.

Uno de los testimonios es el de Juan Piantoni, de Ingot, una empresa que fabrica cajas de seguridad, cuyo negocio es floreciente. “Nos preguntamos cómo la sociedad permite que esto suceda”, dice Piantoni, quien cree que el país está en vísperas de “una crisis mayúscula”, solo basta que alguien “encienda la mecha”.

Pobreza

Típicamente, los pobres argentinos no tienen trabajos en los que haya aumentos salariales automáticos ni dinero extra para comprar dólares”, lo que hace que se ganen unos pocos pesos mientras los bienes se vuelven más y más caros, dice el artículo que cita la tasa oficial de pobreza del 37%, contra el 30% que era en 2016.

El Times recuerda que Martín Guzmán renunció al Ministerio de Economía el 2 de julio, en los siguientes 26 días el valor del peso cayó 26% y que el presidente Alberto Fernández echó a la sucesora de Guzmán (Silvina Batakis), quien, como otros 20 ministros antes de ella, duró menos de dos meses en el cargo.

Si bien el artículo dice que algunos vinculan el reciente soplo hiperinflacionario al alza de precios mundial, la guerra en Ucrania y problemas en las cadenas globales de valor, agrega que “muchos economistas creen que la inflación argentina es autoinfligida” pues el país gasta mucho más de lo que recauda para financiar salud gratis o ampliamente subsidiada, universidades, energía y transporte público y para financiar el déficit imprime más pesos.

El nuevo ministro

Sobre Sergio Massa, el artículo afirma que “dio uno de los pasos más significativos en años cuando se comprometió a dejar de imprimir pesos para financiar el presupuesto”. Sin embargo, aclara, muchos argentinos “descreen de que el país esté listo para adoptar las difíciles opciones necesarias”.

Los argentinos, prosigue el reportaje, esperan que la actual situación no lleve a un desastre como el de 2001, cuando se produjo una corrida bancaria.

Consumo

Noelia Mendoza y Carla Cejas son otros dos testimonios en la nota, sobre la escasez de papel higiénico. “Nunca había entendido el bidet, hasta ahora”, dice Cejas. Otro aún es el de Ignacio Jauand, un publicista de 34 años que compra todo lo que puede a crédito, desde su cama y ropas hasta una PlayStation 5 y un pelapapas, no porque no pueda pagarlas, sino porque apuesta a la caída del peso. “La última cuota que pagué por el televisor –recuerda- me costó dos o tres combos de McDonald’s”, dice Jauand, quien explicó a los enviados que “comprando cosas es cómo se le gana a la inflación”.

Pero la compra favorita de los argentinos es el dólar. El Banco Central de la Argentina, cita el Times, estima que los hogares y empresas argentinas detentan por fuera del sistema bancario el equivalente a unos USD 230.000 millones en activos financieros externos, mayormente en dólares, mayormente en bancos en el extranjero pero también escondido en distintos lugares del país.

FUENTE: Ámbito

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