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miércoles, abril 24, 2024
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ROMEO ALFREDO GAVIOLI, “GAVIO”

Hoy vamos a rendir homenaje al uruguayo Gavioli, que justo coincide con la fecha de fallecimiento del “Tata” Floreal Ruiz, cuyo relato lo hicimos el día d ayer, Gavio nació en el barrio La Unión de Montevideo, un 5 de Febrero de 1913, nació en la calle 13 de Julio (ahora Juan B. Morelli), en el corazón del barrio de La Unión. 

Aunque su infancia y adolescencia transcurrieron en el barrio La Comercial de la misma ciudad, en su sangre corría el candombe, fue un músico, cantante de tango, y encima un lujo como director de la orquesta típica uruguaya, sus hermanos también fueron músicos. 

Precisamente, desde niño, Romeo se sentía atraído por el tango y sobre todo por el ritmo típico del candombe en temporada de Carnaval. Su hermano Rolando, dos años menor, fue bandoneonista de muchas orquestas, entre ellas la de Pedro Laurenz

Su hermana Lydia fue pianista, tuvo sus propias formaciones y participó en Los Bemoles, el primer conjunto de Romeo, donde también estuvo Rolando. Gavioli, estudió violín con el maestro Américo Pioli. En 1926, siendo un adolescente forma el grupo Los Tres Bemoles, donde toca el violín junto a Mario Orrico (también en violín) y Guillermo Aguirre (en la batería) en los escenarios de Minas y Montevideo, departamento Lavalleja. Luego Lydia, se dedicaría a labores profesionales y trabajos en la radio

En 1929 se inicia en el género del tango con la orquesta típica de Juan Bauer y en 1931 pasa a la orquesta de Héctor Gentile, debutando en el cabaret capitalino Tupí Nambá, donde conoce al empresario Roberto Fontaina, quien lo vincula con Radio Carve.

En 1933, junto a Lalo Etchegoncelay y el contrabajista Panchito Pons se presentan en las fonoplateas de varias radios bonaerenses (antes en las radios se contaba con un estudio con escenario para los artistas y la platea para el público, en realidad se llevaban a cabo espectáculos en vivo, aquí en nuestra provincia las hubo como por ejemplo y por citar una, la desaparecida radio Splendid). Si bien nunca deja de tocar el violín, cada vez más se presenta como el cantante del grupo.

En 1934, integra el renombrado trío Los Carve, que en  Buenos Aires se hace conocido bajo el nombre de Los Dandys. En 1939 es convocado por el afamado maestro Edgardo Donato para incorporarse a su orquesta como cantante. Trabaja varios años con Donato bajo el nombre de «Romeo Gavio». 

De ese tiempo data la creación de “Mi serenata”, “Tu confidencia” y “Volverás”. A los tres les tocó acompañar a una estrella rutilante de aquel momento, del teatro y el cine: Paquito Busto. Las actuaciones del divo tenían lugar en el Teatro París y también a través de las ondas de Radio Rivadavia.

Edgardo Donato que lo conocía muy bien, de sus largos años de vida en la capital uruguaya, lo incorpora a su conjunto aprovechando sus dos facetas artísticas.  Lo curioso es que junto a la pareja de cantores de Horacio Lagos y Lita Morales (que eran matrimonio en la vida real), el agregado de Gavio que cantaba bajo el nombre de Romeo Gavio permite que haya un trío de cantores, cosa totalmente inusual en orquestas típicas de aquellos tiempos.

Por esas cosas de la vida, en 1942, la estabilidad de Gavioli en la orquesta comenzó a complicarse, a raíz de un affaire amoroso con la cancionista. Entonces Donato decidió terminar con los tres. Inmediatamente después, sobreviene un conflicto gremial y los músicos se van para formar otro conjunto, bajo la dirección del hermano del director, el pianista Osvaldo Donato.

Allí se achicó su apellido por Gavio. La mayoría de los temas que graba, 15 en total, son a dúo o en trío con los otros cantores. Como solista grabó sólo tres piezas: “La melodía de tu corazón”, “Tu confidencia” y el vals “Mendocina”.


El cantor regresó a su Montevideo querido y, en mayo de 1943, formó su orquesta, inaugurando su época más fecunda. La misma estaba conformada por: José Mateo, Antonio y Juan Blanco (bandoneones); Romeo, Antonio Lacans y David Duzzman (violines), José Kaplán (piano) y Rubén Tobía (contrabajo). Por supuesto, con la voz del propio director.

Afiliado al Partido Comunista, fue uno de los principales participantes en la formación de la SUDEI (Sociedad Uruguaya de Artistas e Intérpretes) y, al mismo tiempo, llevó su música a los gremios en conflicto. En 1954 funda “Casachica” junto a Lalo Etchegoncelay y Luis Amengual, ​ donde grabaron artistas como Cedar Viglietti.

Pertenece a la clase de cantores que a los tangueros les gustan. Arquetipo del estilo de los años cuarenta, su voz refleja un sentimiento introspectivo que parte de un delicado fraseo y una exquisita musicalidad, cualidades que delatan al músico que lleva adentro. Su forma de interpretación nos transporta a un clima amable, tibio, que nos recuerda a aquellos tenorios que le precedieron.

Como una opinión general, junto a Alberto Vila, fue uno de los mejores intérpretes del tango que nacieron en la orilla oriental del Río de la Plata, es importante también y no olvidar, su trayectoria como director de una orquesta segura y rítmica, donde las cuerdas se abrazan con los bandoneones, de un modo sencillo y sólido, con un piano bien cadenero, todo lo cual nos remite, a veces, al estilo de Ángel D’Agostino y, en otros momentos, al de Alfredo De Angelis. En síntesis, una conjunción ideal para los bailarines y para los amantes del mejor tango.

Fue uno de los precursores de incorporar el candombe en el repertorio de una orquesta típica y, también, un importante compositor de ese género, junto a su amigo Carmelo Imperio.

En 1945, en el Teatro Artigas, participó con su formación, en la representación de la obra de Alberto Vaccarezza, “El conventillo de La Paloma”, con un gran suceso. También, actuó y colaboró en la puesta de escena de “El nombre más lindo del mundo”, comedia musical de Wimpi, donde también participaron, Carmen Del Moral, El Chato Roberto Flores y el popular, Carlos Roldán, no es el ex técnico de San Martín.

En su libro Ochenta notas de tango, Horacio Loriente nos cuenta su participación en la denominada Típica de la Guardia Vieja que, entre junio y julio de 1932 interviene en un concurso de tangos uruguayos, en el Cine Electric Palace, integrada, entre otros, por los hermanos Gavioli, Isidro Pellejero y Lalo Etchegoncelay.

Y luego continúa: «En 1933 con Lalo Etchegoncelay comparte la dirección de una orquesta en la que también cantaba Panchito Pons, lejos aún de su pase al canto lírico. Viajan a Buenos Aires trabajando en las emisoras Prieto y Cultura.

«En setiembre de 1934, se presentaba en Buenos Aires con una nueva orquesta de Héctor Gentile, en el Cine Teatro París dentro de la obra “Ya tiene comisario el pueblo. En ella, según las referencias personales de Gentile, Romeo Gavioli era la sensación de Buenos Aires en la imitación de grandes artistas, constituyéndose en la atracción principal del conjunto, a punto tal, que el mismo la disolvió al retornar Gavioli a Montevideo por motivos familiares.»

En 1943, Gavioli vuelve a Montevideo donde comienza su ciclo más maduro como director, compositor y cantante, formando ya la orquesta con su hermano Rolando, también músico, que va a dar comienzo a su período más creativo.

Fue una época de múltiples y aplaudidas actuaciones de su orquesta la primera que funcionó con carácter cooperativo, pero fue además, cuando compuso varios de sus temas inolvidables. Piezas que han quedado en el imaginario popular como: “La carreta”, “Canción de cuna”, “Un amor y una rosa”, “Dame corazón”, “Jardín de Francia” y “La Guayreña”. “Payaso triste” y “Noche campera”, en colaboración con Carmelo Imperio y letras de Juan Carlos Patrón; “María del Carmen” y “Yo nací cantando un tango”, ambos con José Rótulo; “Pelota de trapo”, con Imperio y versos de Enrique Soriano; “Montevideo querido”, también con Carmelo Imperio y letra de Miguel Manzi; “Melodía gitana”, con Juan Carlos Patrón

Recordemos sus milongas, muchas de ellas con sabor candombero: “El pescado”, “La fogata de San Pedro”, “Estampa del ochocientos”; “Baile de los morenos”, todos con Imperio y versos de Gerónimo Yorio; sus valses: “Dime que vendrás”, con Rótulo; “Jardín de Francia”, con Antonio Casciani; “Tal vez si tal vez no”, con Imperio; la marcha “Mi Montevideo”, con versos propios y muchos otros temas más.

Pero el momento culminante llegará para este artista a través del ritmo afro-uruguayo. Los candombes que compuso junto a Carmelo Imperio y Gerónimo Yorio son los que más definen al paso de tantos años lo mejor y más genuino de su aporte a la música popular uruguaya.

La radiotelefonía proyectó a todos los rincones temas como: Fiesta del tamborCandombe con relaciónEl cocheroTamborilesLos morenitos de Dios, Estampas del 800, Quiero tomar café, Tumbalalá, Candombe de Navidad, Tinta negra. 

A través de ellos, la orquesta de Romeo Gavioli llevó los ritmos característicos del Barrio Sur y Palermo a todas las barriadas montevideanas, a Buenos Aires, al Brasil y un poco  más adelante, con proyección internacional.


Incursionó en el cine con el film “Uruguayos campeones” de Novel Valentín, donde debutó el querido Juan Carlos Mareco “Pinocho”.

El 17 de abril de 1957 se suicida, lanzando su automóvil a las aguas del puerto de Montevideo. A los 44 años, y preso de una fuerte depresión, decide quitarse la vida en su ciudad natal. Vaya este recuerdo para uno de los más grandes artistas del tango, que nos diera el Uruguay. 

Triste destino el de este mozo guapo uruguayo, violinista y cantor de fuste que supo gozar de las mieles del triunfo y caería abatido por problemas sentimentales, cuando estaba en la plenitud de su carrera.

Ing. Aldo Escobar

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