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jueves, marzo 28, 2024
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JOSE RAZZANO, “EL ORIENTAL”

Para hablar de José Francisco Razzano es hablar de alguien que estuvo muy ligado al “Morocho del abasto” había nacido en Montevideo un 25 de Febrero de 1887, en una casa de la calle Policía Vieja N° 14,  fue un guitarrista, cantante y compositor uruguayo y formó en 1911 con Carlos Gardel el dúo Gardel – Razzano; que duró hasta 1925, cuando Razzano, por problemas vocales, abandonó el canto, a partir de esa fecha, Razzano pasó a ser responsable de los negocios de Gardel hasta 1933, dos años apenas tenía Pepe, cuando ante la desaparición de su padre, su madre se traslada al barrio de Balvanera en Buenos Aires .

Allá por el 1903 toma participación como cantor para la Compañía Dramática Nacional dirigida por Adriana Cornaro, en esos tiempos se destacaba como cantor y payador en los centros gauchescos, se cree que sus primeras experiencias frente al gramófono fueron en 1911 para el sello Víctor, con una serie de canciones criollas, ya que por esa época no había llegado el tango cantado.

Cantor y autor de música criolla, llamado Pepe o “El Oriental”, por su origen uruguayo, su espléndida voz de tenor conjugaba a la perfección con el registro de Gardel, en excelentes interpretaciones que no pudieron ser reflejadas en su verdadero valor por la precariedad de las grabaciones de la época.

Por esos primeros años de la década de 1910 se conoce con Gardel y se suman a su grupo Francisco Martino y Saúl Salinas, aunque se disuelven al poco tiempo y continúa el dúo Gardel – Razzano, se sabe que ese dúo, en esos tiempos, no gozaba de bienestar económico y que recorría boliches en busca de ganar algún dinero, lo mismo les sucedió en las provincias del interior, donde a veces no tenían una cama para dormir y dependían del día a día, por ese tiempo se empezó a asomar el tango en sus repertorios.

Decía José Di Clemente que Gardel y Razzano eran formidables formando dueto, y que el verdadero valor de sus interpretaciones residía en sus presentaciones personales ya que los sistemas mecánico-acústicos de grabación de la época eran precarios para tal labor. 

Gardel – Ricardo – Razzano

Al comienzo de su labor fonográfica, iniciada en mayo de 1917 con la firma de un contrato con el empresario austro-húngaro Max Glucksmann, Razzano y Gardel figuraban como autores de casi todas las canciones, detalle no del todo veraz ante la ausencia de sociedades de autores y compositores que certificaran tal información. 

De los temas firmados por el dueto, puede asegurarse que “A mi morocha”, grabado por Razzano a sola voz en el disco, era de su autoría exclusiva, dedicado a Cristina Chirinícola, con quien contrajo nupcias, tuvieron 2 hijas, Gardel se convertiría en padrino de la primera hija del matrimonio. 

Razzano adquiere su vivienda en el barrio de Flores de Buenos Aires en la que vivió con su familia hasta la muerte, se instaló en Bonorino 477, entre Francisco Bilbao y Directorio, la familia de José Razzano, fue en esa casa, hoy olvidada y sin reconocimiento por la que pasaron entre acordes y guitarras una de las relaciones musicales más importantes de la música rioplatense, el dúo Gardel – Razzano.

La popularidad del dueto Gardel – Razzano no conoció límites, trabajaron intensamente viajando a Uruguay, Brasil, Chile y España hasta que, al llegar 1925, Razzano, con su garganta seriamente afectada deja de cantar, en octubre de ese año, Gardel lo nombra administrador general de todos sus bienes​ por lo que prosigue su labor realizando labores de secretaría particular y representación de su compañero y amigo Carlos Gardel y colaborando con él en la selección del repertorio.

Razzano y Gardel

Razzano ya comenzaba a demostrar su capacidad para administrar, pues él era el encargado de concertar las giras, lo que hoy en día se conoce como manager o representante, se sabe que por 1913 Pancho Taurel los contrata por $70 la noche, cifra exorbitante para el Morocho y el Oriental.

Al año siguiente hacen su presentación en el Teatro Nacional, show del que Razzano fue promotor publicitario, de a poco se iban haciendo un hueco en el mundo del arte, luego la historia se vuelca a favor de los dos amigos cuando se llevan adelante las giras por Montevideo, Rio de Janeiro, Santiago de Chile y Madrid, España. No era común ver que los cantores rioplatenses lleguen a Europa por esos tiempos.

Alrededor de 1928, José Razzano intenta volver a su actividad artística, Humberto Giampietro, compositor y pianista uruguayo, afirmó que Razzano entonces estudió canto con la profesora Josefina Hols de Schusselin, y así volvió al disco, cantando el tango “Zaraza” y varias canciones criollas. 

La voz era estudiada pero distinta a la habitual y las grabaciones realizadas en esa nueva etapa no tuvieron mayor repercusión, quedarían para la historia, dos postreras grabaciones del dúo Gardel – Razzano del 31 de diciembre de 1929, “Claveles mendocinos” y “Serrana impía”, realizadas con los sistemas de grabación eléctricos.

Por muchos años José Razzano fue representante artístico del destacado cantor argentino Charlo y luego fue infaltable concurrente a la reunión de amigos del ambiente, entre los cuales se encontraban Aníbal TroiloCátulo Castillo y el cantor Antonio Maida.

De 1932 es su tango Ponchito de vicuña, tema grabado por la orquesta de Francisco Canaro que aún permanece inédito y a partir de la década del 40 de su autoría se conocen “Soy un porteño”, milonga con versos de Celedonio Flores, luego “Café de Los Angelitos”, “Tres, seis, diez”, “Camino del Tucumán” y “Diez años pasan”, todos tangos con Cátulo Castillo, la milonga “Compadre qué le va a hacer”, con la cual ganó el segundo premio del género en el Concurso de música popular de SADAIC en 1951, en colaboración con Aníbal Troilo y Valsecito de patio, con Cátulo Castillo, el compositor José Cimarro le dedica en 1953 el tango “Pepe” (A José Razzano), que figura en el repertorio grabado de la orquesta de Alfredo Attadia.

La presencia de Razzano junto a Gardel, representó una imagen del orden, que contribuyó a su carrera artística con sus consejos y sus intervenciones en la elección de los lugares de actuación, pese a sus desavenencias personales, que culminaron con su separación como socios en 1933, se le oyó decir a Gardel en su última gira en Colombia al tener que presentarse en un lugar muy abierto, «Pepe (en referencia a José Razzano) no hubiera permitido que yo actuara aquí.».

Varios años después, Cristina Razzano Chirinícola de Airoldi, hija mayor de José Razzano, afirmó que a la muerte de Berthe Gardés, madre de Gardel, le legó los derechos del repertorio del intérprete a su albacea testamentario, Armando Defino y que a este último no le interesaba manejar, procedería a vendérselos en 1943 a José Razzano, en la suma de 30.000 pesos argentinos, suma que consiguió mediante un préstamo bancario, a la muerte de José Razzano, su hija heredó estos derechos los cuales manejó hasta su fallecimiento, ocurrido el 5 de abril de 2009.

Si bien, allá por el principio de la década de 1930, se conoce que ellos se distanciaron, los recuerdos y el amor el uno por el otro quedan, sin mejor huella que en la música, a pesar de la pronta muerte de Gardel, que Razzano sufrió como se sufre a quien es familia, y de la desaparición física de “Pepe” el 30 de abril de 1960, queda el recuerdo de dos grandes figuras del tango en esa casa remodelada y acondicionada para honrarlos en Bonorino 477, esa casa que no permite que su legado termine, pues solo se muere quien es olvidado.

Ing. Aldo Escobar

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