En diciembre del año pasado, el gobierno de Mendoza retiró a 25 chicos y adolescentes de hogares oficiales a cargo de una congregación religiosa. Los chicos habían sido maltratados y abusados.Ahora, se divulgaron los crudos relatos de los menores, que complican aún más la situación de al menos cuatros monjas que están siendo investigadas.
“Me metían al agua fría; me metían a la ducha con ropa”, contó uno de los diez chicos que fueron sometidos a la prueba testimonial psicológica judicial por lo vivido en el hogar Santa Gianna, ubicado en el distrito de Rama Caída, en San Rafael.
“Nos encerraban en una pieza donde la puerta no se podía abrir. Era un baño que no tenía picaporte”, recordaron otros chicos. También indicaron que, en una oportunidad, a uno de los menores “le trabaron el brazo detrás de la espalda”.
“Nos sacaban al patio aunque hiciera frío, durante la noche”, relató otra víctima. Y comentaron que recibían “chirlos en la cola o en la boca por decir malas palabras y golpes con chancletas y cinturones”.
Eran frecuentes los “pellizcones con uñas largas” o los “tirones de oreja”, y ser enviados a “correr en la oscuridad, con frío y a veces lluvia”.
La mayoría de los relatos de los chicos van en el mismo sentido, lo que deja en evidencia que el tipo de comportamiento de los cuidadores era sistemático. “Una vez mi hermana no se dormía y la sacaron de la cama y la metieron en agua fría sin ropa”, recordó una niña.
Otra menor dijo: “Cuando mi hermano se portaba mal, lo agarraban de las mechas y lo llevaban a la pieza”. Uno de los varones, en tanto, recordó: “Cuando nos portábamos mal, las hermanas nos daban cachetadas y nos pegaban con el cinto, después nos metían debajo del agua fría”.
El caso se conoció el 15 de diciembre del año pasado, cuando la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF) de la provincia cuyana retiró a los chicos del hogar, administrado por el Instituto de Servidora del Señor y de la Virgen de Matará, del conservador movimiento religioso católico Verbo Encarnado.
Desde el organismo oficial, a pesar de las críticas recibidas por la falta de control previo, indicaron que se dejó sin efecto todo tipo de contrato con la congregación y que los menores se encuentran contenidos en otros microcentros oficiales del sur provincial.
El caso trae a la memoria otra investigación que está a punto de llegar a juicio en Mendoza: los abusos sexuales y maltratos físicos a chicos hipoacúsicos del Instituto Antonio Próvolo por parte de sacerdotes de la institución, quienes ya se encuentran tras las rejas.
La Nación
