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FLOREAL RUIZ, “EL TATA”

Floreal Ruiz, nació un 29 de marzo de 1916, en el barrio de Flores,  cuna de tangueros, en la calle Quirno 678, la verdad que fue un muy buen cantanteletrista y compositor de tangos. Sus primeros trabajos estuvieron relacionados con la tapicería, oficio de su padre, y con la distribución a domicilio de leche y pan, hijo de un anarquista al que debe su original nombre. 

Sus padres fueron José Ruiz y Rosa Raimondo, del matrimonio Ruiz nacieron tres hijos: la mayor fue FRATERNIDAD, el segundo fue FLOREAL y el menor LIBERTARIO (todos nombres de acervo ácrata), realizó la escuela primaria en un colegio de la calle Varela, del barrio de Flores Sur.

Con solo trece años comenzó a trabajar como lechero, repartiendo leche suelta con el carro tirado por caballo tan común en los barrios de Buenos Aires de ese entonces. Posteriormente, la emprende con un reparto de pan a domicilio, con un triciclo. Uno de sus clientes era el Gral. Ingeniero Agustín Pedro Justo, quien en 1932 sería presidente de la nación.

En su adolescencia, alrededor de 1934, se escuchaban en las radios las voces de Carlos GardelIgnacio Corsini y Agustín Magaldi, y Floreal incursionaba en el canto haciendo serenatas junto a su amigo Hugo del Carril, desde su juventud fue su amigo del alma, junto a él cual cometió sus primeros pecados de bohemia y haciendo serenatas para los eventuales amantes que los contrataban.

El padre, hombre severo y de fuertes convicciones ideológicas lo echó de su casa por querer ser cantor, él tenía un concepto de ser cantor: «ser cantor es ser cafishio» (cafishio, debe entenderse como la persona que vive de lo que ganan las prostitutas) decía «y no quiero cafishios en mi casa».

A pesar de la oposición de su padre se presentaba en concursos de selección de cantantes utilizando los seudónimos Fabián Conde y Carlos Martel. En 1936 ganó un certamen en Radio Fénix. En 1938 se incorporó a la orquesta de José Otero y en 1939 grabó la Marcha del Club Platense, demás está decir que no era un calamar, les digo que era bostero, equipo del cual grabó un tango, el Club de la Ribera, lo condecoró con una plaqueta.

En 1936, Floreal debutó luego de algunas pruebas, ante los micrófonos de LS2 Radio Prieto y de LR2 Radio Argentina, siendo acompañado por las orquestas estables de las nombradas emisoras. En aquellos programas, cantaba con el seudónimo de Fabián Conde. 

Entre los años 1939 y 1940, separado de la orquesta de Otero, intervino en los concursos organizados por la empresa fabricante de los cigarrillos “Particulares”. Se presentó con el nombre de Carlos Martel,  ganando finalmente el concurso del año 1941.

Por ese entonces Floreal, solía parar en el café de la esquina de Av. Del Trabajo y Varela, donde compartía amistad con Hugo del Carril y el futbolista de Independiente, Raúl Leguizamón, se conocieron ambos de jóvenes (Hugo era cuatro años mayor que Floreal  y vivía en el pasaje Renán a pocos metros de esa esquina).

En el mes de mayo de 1941, Alfredo De Angelis formó su orquesta, actuando en el café Marzotto de Corrientes 1124  y simultáneamente en LR4 Radio Splendid primero y en LR1 Radio El Mundo después.

Según el Dr. Gutiérrez Miglio, en su trabajo sobre Floreal Ruiz, este va rendir una prueba con Alfredo De Angelis y es inmediatamente incorporado a la orquesta del “Colorado de Banfield”, compartiendo la parte vocal con el cantor Héctor Morea, quien luego es sustituido por Julio Martel.

Hay otra versión sobre este hecho, que es la brindada por el director Alberto Mancione.  Según su versión, Floreal Ruiz integró su orquesta en 1940 con el nombre de Carlos Martel, entre los concursos de “Particulares”, ya que sostiene que De Angelis le propuso a Floreal incorporarlo a su orquesta y De Angelis, le solicitó permiso a Mancione, para que lo dejara integrar las nuevas filas.

Lo cierto es que se inició con De Angelis en 1941, pero sin exclusividad, ya que también con el nombre de FLOREAL RUIZ, solía cantar por algunas emisoras porteñas, situación que continuó durante todo 1942. Recién en 1943, quedaría ligado con carácter permanente en la orquesta del pianista pelirrojo. En el año 1942, Floreal se casó con Elisa Leonor González Videla, de ese matrimonio en 1944 nacía su único hijo, Floreal Omar, en ese mismo año, debuta con su nombre real en una actuación en Radio Prieto, su padre lo va a ver y allí se produce la reconciliación.

El 23 de julio de 1943, Floreal, grabó con De Angelis su primer disco, con el tango “Marioneta” de Guichandut y Tagini. Con esta orquesta llevaría al surco ocho registros: “Dejame así”, “Como se muere de amor”, “Bajo el cono azul”, “Cero al as”, “Madre”, “Mi novia de ayer” (vals) y la milonga “La guitarrera”.

Con la orquesta de Alfredo De Angelis y las glosas de Rodi, llevará a cabo una prolífica serie de actuaciones por bailes de carnaval, café Marzotto, y muchísimas presentaciones radiales.

En el año 1944 se desvinculó de la orquesta de Aníbal Troilo, el cantor Francisco Fiorentino, quedando como único cantor de la agrupación de “Pichuco” el cantor Alberto Marino. Este intercedió ante Troilo para que contrate a su gran amigo Floreal Ruiz para reemplazar a Fiorentino. Troilo se resistió al principio, porque dijo que el recomendado es un buen cantor pero que está en ablande”; ante la persistente insistencia de Marino, aceptó. Floreal dejó la orquesta de Alfredo De Angelis y se incorporó al elenco de Aníbal Troilo.

Con la orquesta de “Pichuco”, actuó en el  mítico cabaret  “Marabú” de la calle Maipú 365, en el “Marzotto”, y en giras por el interior, bailes en Capital y el conurbano, presentaciones en la República hermana del Uruguay, como Radio Carve de Montevideo, y también audiciones por LR1 Radio el Mundo de Buenos Aires.

Con la orquesta de Troilo comenzaría una larga serie de grabaciones discográficas, siendo la primera de ellas el tango “Marioneta” (casualmente el mismo que grabara con la orquesta de De Angelis y grabara también luego con José Basso) el 6 de octubre de 1944  y finalizaría con el vals “Lagrimitas de mi corazón” a dúo con Edmundo Rivero el 8 de julio de 1948. Floreal y Aníbal Troilo grabarían 31 temas juntos,  dándole  al tango,  uno de los más brillantes binomios del género. Pueden recordarse algunos de los siguientes éxitos: “Yuyo verde”, “Naranjo en flor”, “Luna llena”, “Bandita de mi pueblo”, “La borrachera del tango” (rebautizada como “La embriaguez del tango”), “Y la perdí”, “La noche que te fuiste”, “Confesión”, y muchos otros, algunos a dúo con Alberto Marino y el mencionado Rivero.

Al alejarse de la orquesta de Aníbal Troilo, Floreal se integró a la orquesta de Francisco Rotundo, compartiendo la parte cantable con tres cantores uruguayos: Carlos Roldán, más tarde con Enrique Campos, y posteriormente con Julio Sosa.  

Trabajó intensamente en actuaciones en la confitería “La Armonía”  de la Avenida Corrientes, otra vez en el mítico “Marzotto”,  giras por el interior del país, bailes de carnaval, radio. Tal vez esta sea la etapa donde económicamente Floreal ganaría más dinero en su carrera, ya que Rotundo era un gran empresario del tango, razón por la cual se hace construir una propiedad en San Antonio de Padua donde tuvo un taller metalúrgico.

Con Francisco Rotundo dejaría impreso en el surco 25 grabaciones, entre los sellos “Odeón” y “Pampa”, también “Sur” de 1948, “Mi noche triste”, “Agüelita que hora son”, el vals “Mis delirios”, “Esclavas blancas”, “Sobre el pucho” (uno de sus máximos éxitos con Rotundo), el antológico “El viejo vals”, en dúo memorable con Enrique Campos, “Un infierno”, “Infamia”, “Melenita de oro”, “Milonguera” y su tango “Y no tenés perdón”.  

En 1955 comenzaría su etapa como cantor solista, acompañado por los  guitarras  de Carlos Varone y Carlos Navarro actuando con enorme éxito en cines de la capital y del gran Buenos Aires.

El 29 de marzo de 1956 el pianista y director José “Pepe” Basso le pide que sea cantor de su orquesta. Floreal aceptó de buen agrado y se sumó a la orquesta de su amigo “Pepe” Basso, a quien conocía de su paso por la orquesta de Troilo. Con este hacen bailes, graba discos “Odeón” y se presentan en LR1 Radio El Mundo.

Sus grabaciones con la orquesta de José Basso llegarían a 40 registros, siendo los más recordados: “Y todavía te quiero”, “Por la vuelta” de Tinelli – Cadícamo, “Bailemos”, “Muriéndome de amor”, “La reja”, “Quedémonos aquí”, “Vieja amiga”, la milonga “La fulana”, “Tormenta”, “El motivo”, “Como dos extraños”, “Que me van a hablar de amor” –que era su éxito desde los tiempos de Troilo-, y algunos de su autoría, como “Mundana” y “Te quiero por buena”. Algunos temas los grabó a dúo con Alfredo Belusi y otros con Jorge Durán.

Simultáneamente Floreal Ruiz siguió con sus actuaciones como solista. Los mejores reductos tangueros contaron con su presencia tales como “El rincón de los artistas”, “El farolito”, “Vos tango”, “La mochila”, “Caño 14”, “La casa de Carlos Gardel” y numerosos cines de capital y el gran Buenos Aires. La televisión lo contó entre sus artistas predilectos, actuando en los distintos canales, especialmente en el programa tanguero más visto en ese momento, “Grandes valores del tango” por canal 9 de Buenos Aires. También cantó en la televisión uruguaya, en Montevideo.

Realizó giras de gran trascendencia por Colombia, conduciendo La embajada del tango, junto a otros grandes intérpretes de nuestro tango como Carlos Dante, Mario Bustos, Jorge Valdéz, Alberto Morán y Ricardo Ruiz. (Existen grabaciones de esta embajada).

En 1973, volvería nuevamente a Medellín, junto a figuras tales como Roberto Goyeneche, Alberto Morán, Oscar Ferrari, Alberto Marino, y otros

Es, sin duda, un cantor sutil, delicado, de una excelente dicción que permite entender no sólo la letra sino también su dramatismo. Cuando uno escuchaba a Floreal Ruiz tenía la sensación que ese cantor lo hace de un modo tan natural y espontáneo que parecería estar sentado en una silla conversando informalmente, y las notas surgen de su garganta sin ningún esfuerzo. El timbre y la coloratura de su voz resultaban sonidos cotidianos, no hay estridencias ni falsos recursos, lo hace de la manera más difícil, sencillamente.

Fue una de las grandes voces del cuarenta, y paradójicamente, su reconocimiento definitivo lo logró con el transcurso de los años, no en su momento de plenitud cuando integraba la orquesta de Aníbal Troilo, esto se debió a dos motivos. 

Primero, porque en la década del cuarenta surgieron muchísimos cantores de un nivel excepcional; segundo, porque a él le tocó reemplazar en la orquesta de Pichuco a Francisco Fiorentino y actuar al lado del exitoso Alberto Marino, que era el cantor de moda.

Floreal Ruiz es quizás para el tango el más importante cantor de orquesta típica, aunque esta apreciación pueda ser considerada como muy subjetiva, ya que el tango tiene muchos y buenos cantantes, pero es seguro que en el podio, “El Tata” está dentro de todas las opiniones, y nadie pone en duda la excelencia de FLOREAL  RUIZ.

El Tata es un apodo que se lo pondría su colega, el gran cantor Mario Bustos, en esa gira por tierras colombianas,  con “La Embajada del Tango”. Floreal es nombrado por el grupo como administrador, por lo tanto para cobrar todos los integrantes del mismo tenían que pedirle a Floreal, que le pagara su parte correspondiente. 

Por ese motivo Mario Bustos solía decir: “el que reparte es el “Tata”, como si fuera el padre de todos.  Ese apodo se hizo tan popular que Floreal, a pesar de convivir prácticamente toda la vida sin ese apodo, hoy es imposible desligarlo o no identificarlo con el mismo.  

La década del sesenta fue una época en la que las orquestas tuvieron que achicarse para sobrevivir y los cantores se convirtieron en solistas. Floreal Ruiz continuó cantando con el acompañamiento del compositor y arreglador Osvaldo Requena, grabando con el sello Microfón y haciendo presentaciones en canales de televisión. 

En su etapa como cantor solista Floreal contó con el acompañamiento de varias orquestas con las cuales realizaría varias grabaciones en larga duración. Podemos citar la Orquesta Típica Porteña, dirigida por Raúl Garello, y las orquestas de Jorge Dragone, Luis Stazo, y del mismo Osvaldo Requena.

Con esta última, en 1977, produce quince registros, demostrando un buen gusto y una creatividad vocal extraordinaria, pese a la declinación de su garganta. Sus interpretaciones de los tangos “Buenos Aires conoce”, “Y no puede ser”, “Perfume de mujer”, “Cuándo volverás” y “Divina” resultan conmovedoras, y es el gran final de la carrera artística de un brillante cantor.

Supo animarse a la creación autoral y en tal sentido podemos citar los tangos “Mundana”, “Te quiero por buena”, “Y no tenés perdón”,   “Sedas”, “Una copa más”, “Yo sé cuánto te quiero”, “Ranchito criollo”, “Tengo miedo de encontrarte”,  el vals “Solo” y la milonga “La cuadrera”.

Entre las curiosidades discográficas, hay también algunas grabaciones en acetato donde canta acompañado por guitarras los tangos: “Vengo a hablarte como amigo”, “Visión”, “Has muerto para mí”, “Y no tenés perdón”, “El solitario” y “Yo sé cuánto te quiero”. 

Hay también dos grabaciones radiales cantando como invitado de la orquesta de Miguel Caló los tangos “Mimí Pinzón” y “El Motivo” y otro  tema inédito grabado junto a “Pichuco”, el tango  “Los despojos”, Admirado por las nuevas generaciones tangueras, fue el modelo de una forma de sentir e interpretar nuestro tango.El 17 de abril de 1978, a la edad de 62 años, tras padecer tres paros cardíacos, fallecería en el sanatorio de la Unión Argentina de Artistas de Variedades de la calle Perú y Humberto Primo, produciéndose un inmenso dolor en el público que lo tenía entre sus elegidos. Se  apagaba para siempre la vos del más grande “CantordeOrquestaTípica”.

Ing. Aldo Escobar

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