En el Aeropuerto Internacional Incheon (AII), cerca de la capital de Corea del Sur, Seúl, un agradable equipo de empleados te ayudan a encontrar tu puerta de embarque o te acompañan a la sala más cercana.
Están bien entrenados, se comportan muy bien y son políglotas. Pero no son muy buenos para la charla trivial. Son robots .
Los guías robóticos del aeropuerto, desarrollados por el gigante de la tecnología coreanaLG Electronics , han estado trabajando junto con los empleados humanos desde fines de julio.
Miden 1,4 metros de alto, se mueven de forma autónoma sobre una base con ruedas, exhiben una pantalla LCD con información y navegan usando cámaras y sensores ultrasónicos, láser y de detección de bordes.
También pueden reconocer voz y procesar lenguaje.
Maestros, obreros y servidores
LG también ha desarrollado otro robot para aeropuertos, uno de limpieza que utiliza tecnología de mapeo y de evasión de obstáculos para calcular las rutas más eficientes y mantener el espacio reluciente.
Corea del Sur, junto con su vecino del este, Japón, durante muchos años han sido reconocidos por sus diseños inteligentes de avanzada, y ya cuentan con maestros, trabajadores de la industria de manufactura y personal de servicio robóticos.
Juntos han formado una fuerza de trabajo futurista en la que se están utilizando dispositivos autónomos para desempeñar roles humanos.
“En nuestra opinión, la inteligencia artificial , los robots y las soluciones vinculadas no solo incluyen nuevos dispositivos, sino tecnologías clave para apoyar a los humanos”, afirma Jae-myoung Hong, ingeniero de la División de Soluciones Inteligentes de LG.
“En algunos casos, los robos pueden desempeñar trabajos que son demasiado peligrosos o demasiado complicados para los trabajadores regulares”.
Aunque Corea del Sur se está lanzando hacia un futuro “mundo feliz”, el país está también arraigado en el viejo mundo familiar.
Es ese patrimonio antiguo, lleno de animales que tienen sus propias esperanzas y sueños, de árboles con almas y montañas con espíritus el que, de cierta forma, podría influenciar en la tecnología moderna de Corea del Sur.
La osa que quería ser humano
La potencia de innovación quizás no existiría hoy ?al menos en lo que se refiere al folclore coreano? si no fuera por una osa que era tan persistente como optimista.
Hace más de 4.3000 años esta osa estaba en la cima de una montaña con un tigre. Ambos deseaban ser humanos.
Teniendo piedad de ellos, el hijo del Dios de los Cielos les dio dos alimentos sagrados, dientes de ajo y artemisa, y les dijo que racionaran la provisión y se protegieran del sol durante 100 días.
Impaciente, el tigre rápidamente se rindió. La osa, sin embargo, logró llegar al fin del desafío y se transformó en una mujer que se casó con el hijo del Dios de los Cielos y procreó a un hijo propio, llamado Dangun.
Dangun ascendió al trono y se convirtió en el gobernante del pueblo.
Y así el reino de Corea le debe su creación a un animal que tuvo aspiraciones muy humanas.
El mito de la fundación de la nación se celebra cada 3 de octubre y es solo uno de una colección de leyendas animistas que forman los conceptos básicos de la religión más antigua del país: el chamanismo.
Aún hoy, las actitudes chamanistas siguen estando “impregnadas” en la psicología coreana, e influyen en “la industria, la política y la vida diaria”, según Kwang-yeong Shin, profesor de sociología de la Universidad Chung-ang en Seúl.
En la fe del chamanismo, de la cual muchos elementos clave han sido incorporados en el budismo, no es inusual pensar que un pájaro que pasa puede transportar el alma reencarnada de tu tío muerto, o incluso que un recuerdo significativo o un instrumento musical particular puede tener espíritus sagrados propios.
“Podemos pensar que cualquier tipo de ser humano podría tener un poder espiritual o un súper poder mayor que la capacidad humana, ya sea un objeto natural o artificial”, me dijo Shin.
Sin temores
Todo esto hace que la idea de otros seres no humanos, como los robots, que adoptan cualidades humanas, no sean motivo de alarma en Corea del Sur.
“Tiene sentido que las características animistas del chamanismo se lleven bien con los robots, que no son agentes vivos pero que tienen ciertas características de seres humanos”, afirma Dong-kyu Kim, un erudito en chamanismo del Instituto para el Estudio de la Religión de la Universidad de Sogang.
De esta forma, la antigua espiritualidad pudo haber preparado al pueblo coreano a ser más abierto cultural y socialmente a aceptar a los dispositivos autónomos que los occidentales.
Armada con esta actitud de aceptación, Corea del Sur se convirtió en un caldo de cultivo y un mercado de consumidores ideal para la innovación robótica avanzada.
En 2016, Corea del Sur vendió más de 41.000 robots, el segundo en el planeta, según la Federación Internacional de Robótica (FIR).
Esto es casi la mitad de lo que vendió China, que es 25 veces más poblada y 95 veces más grande que Corea del Sur.
De hecho, Corea del Sur tiene la densidad de robots industriales más grande de la Tierra. En la industria manufacturera hay 631 robots trabajadores por cada 10.000 empleados humanos. Y en la industria automotriz hay 2.145 por cada 10.000.
Futuro automatizado
Los surcoreanos no temen que esto resulte en menos empleos para ellos, pero para otros, sí hay otras preocupaciones.
“Los medios masivos anticiparon que muchos coreanos… perderían sus trabajos. Pero eso fue todo”, dice Kim.
“Desde entonces, es raro escuchar temores en lo que se refiere a los robots”.
Mientras tanto, en Estados Unidos, Según un sondeo reciente de Pew Research, 72% de los estadounidenses están muy o algo preocupados por el futuro de la automatización.
Así, mientras algunas personas están ansiosas porque los robots no solo les robarán sus empleos sino también desarrollarán una inteligencia superior e invencible, planearán un golpe y, en una posibilidad al estilo de Frankenstein, destruirán a la misma gente que los creó; los coreanos simplemente no están tan aterrorizados.
Por supuesto, es mucho más complejo que esto. Los coreanos siempre han reconocido también una cierta necesidad.
Después de la Guerra de las Coreas, que terminó en 1953, el gobierno se propuso salir de la pobreza colocando al frente y al centro a su sector manufacturero.
Historia de éxito
Eso precipitó la necesidad de desarrollar la innovación de alta tecnología y una fuerza de trabajo altamente capacitada. Estos dos factores ayudaron a convertir a Corea del Sur en la historia de éxito económico que es ahora.
De hecho, Corea del Sur se ha clasificado en los últimos cuatro años como la economía más innovadora, según el Índice de Innovación de Bloomberg, y el país superó a todos los demás en investigación y desarrollo en 2014, cuando se midió por porcentaje del PIB, según informa la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
Así, muy bien enterados de la tecnología, orientados hacia la comunidad e intensamente pragmáticos, los surcoreanos parecen más dispuestos que muchos otros mercados para considerar que la inteligencia artificial es parte de su la solución, no el problema.
En lugar de preocuparse por el apocalipsis de la Inteligencia Artificial, están tratando de entender cómo los robots pueden mejorar sus vidas, ayudarlos a resolver una amplia gama de problemas sociales, desde el más pequeño hasta el más grande y amenazante.
LG, por ejemplo, está trabajando para desarrollar cada vez más tipos de robots que pueden optimizar tanto el hogar hasta hoteles, centros comerciales, centros turísticos y otros espacios públicos.
“Nuestro objetivo es identificar áreas donde los dispositivos automatizados puedan añadir más valor”, afirma Hong, quien espera que algunos de los robots de la compañía estén listos para lanzar al mercado en uno o dos años.
Cuidadores y centinelas
Las futuras aplicaciones de innovación robótica también podrían lograr que Corea del Sur no solo reemplace a su fuerza laboral que está envejeciendo rápidamente y retirándose, sino también se haga cargo de ésta.
Y quizás de forma aún más urgente, la inteligencia artificial podría jugar un papel cada vez más importante en la defensa del la Zona Desmilitarizada en la frontera del país con Corea del Norte, donde ya se está llevando a cabo el despliegue de centinelas semiautónomos como el SGR-A1, que fue desarrollado por Samsung.
En el aeropuerto de Incheon, donde los robots guías están a punto de finalizar su programa piloto, se están preparando para dar la bienvenida a algunos de ellos como trabajadores de tiempo completo a principios de 2018.
Así que si algún día por casualidad te encuentras en el AII, busca a un guía alegre, aunque mecánico, que estará muy contento de llevarte a dar una vuelta por allí.
FUENTE: LA NACIÓN