La decisión política de retomar las clases presenciales en Tucumán está tomada. Así al menos lo confirma el ministro de Educación. Es una buena señal. Pero, insisto con una convicción, necesitamos generar una “ola” de opinión y argumentos para que esa decisión se sostenga en acciones que garanticen que el objetivo se cumpla sin dar marcha atrás ante los primeros problemas (que sin dudas van a aparecer, no hay riesgo cero). Necesitamos que la razón venza al miedo.
Está claro que las clases presenciales van a volver con un sistema dual, en el que se combinarán la concurrencia a las aulas con la virtualidad. Es obvio que habrá protocolos que cumplir. En ellos se buscarán evitar las aglomeraciones en los edificios escolares. Debería estar asumido que hacer ante síntomas, casos sospechosos y eventuales contagios. Aquí entra en juego la responsabilidad individual en un contexto de compromisos colectivos. Todo forma parte de un rosario de pautas que venimos aprendiendo desde que explotó la pandemia. Las normas regirán para ir la escuela como hoy rigen para ir a un supermercado o hacer cola en un banco.
La ola de opinión y de argumentos que entiendo debe generarse para el retorno a las aulas no implica imponer nada. Tenemos que convencernos y convencer. Necesitamos que nuestros hijos recuperen los ritos escolares que incluyen la sociabilidad y la enseñanza cara a cara. Ahora será con barbijo de por medio y con dos metros de distancia, pero con la cercanía indispensable que solo ese vínculo sagrado entre docente y alumnos puede garantizar.
Hay que pedir que se resuelva la cuestión paritaria de los docentes que la pandemia permitió poner en el freezer durante un año. Debemos solicitar que las autoridades políticas le den mayor potestad a docentes y directivos escolares para resolver problemas en su ámbito de autoridad. Hay que pedir que todo el Estado se ponga al servicio del objetivo primordial que es el retorno de las aulas. Eso implica adecuar el servicio de transporte público, la atención en algunas dependencias públicas, habilitar espacios abiertos hoy ociosos y disponibles.
Vamos hacia un tiempo nuevo en materia de educación y no podemos seguir actuando con reglas que el virus debería haber jubilado. Todos debemos cambiar nuestra mirada para adecuarnos a una nueva normalidad que no cambiará ninguna vacuna.
Del muro de Facebook de Ramiro Garrocho
