Luque, cuyo nombre real era Violeta Mabel Domínguez, nació el 3 de octubre en Buenos Aires, creció en el barrio tanguero del Abasto, para ser más preciso en la ex calle Laprida, hoy Agüero, destacándose desde muy pequeña recitando poesías, lo que terminó valiéndole su incorporación en una obra del Teatro Liceo, y siendo muy pequeña tuvo su primera incursión el mundo del espectáculo. El padre de su jefe le comentó que en el teatro Liceo necesitaban una niña para una función. Luque se presentó y fue seleccionada para la obra, este fue su primer pasó en el teatro y desde ese instante Virginia Luque, comenzó su actividad artística.
Tras su paso por el teatro, debutó en el cine a los 16 años con la película ‘La guerra la gano yo’, de Francisco Múgica, con un papel secundario. A los 22 años actuó en ‘Un tropezón cualquiera de la vida’ junto con el tanguero Alberto Castillo y en 1949 obtuvo su primer papel protagónico en ‘La historia del tango’, de Manuel Romero. En 1955 sería otra vez Romero quién volvería a contar con ella para la película ‘El patio de la morocha’. Cinco años más tarde participaría en ‘Sangre y acero’, de Lucas Demare. Luque participó en 30 películas a lo largo de su vida y su último trabajo en el escenario fue ‘El café de los maestros’ en el año 2008.
Verdadero ícono del tango, se destacó en cada una de las actividades que encaró mérito a su talento, energía y un amor propio inclaudicable, por lo que se ganó el apodo de la “Morocha de Buenos Aires”.
Sus primeras grabaciones las registró en el desaparecido sello Pampa, con el acompañamiento de Argentino Galván, luego continúa para las empresas Microfón y RCA-Víctor. Produjo catorce discos de larga duración, acompañada por grandes directores entre ellos Atilio Stampone, Omar Valente, Roberto Pansera, Osvaldo Requena. También grabó tres en España y uno en Israel, cantando en iddisch. Tiene grabaciones en gallego, francés y portugués.
Hizo giras por Centroamérica, Estados Unidos, Cuba, España, Canadá y Brasil. Realizó más de cien viajes, nueve de ellos al Japón, donde grabó un disco compacto en japonés.

La televisión argentina la contó como primera figura en programas de gran popularidad, La familia Gesa (auspiciado por la empresa General Electric) y Grandes valores del tango, entre otros. Musicalizó, en París, los poemas de Alfonsina Storni en colaboración con el maestro Belloso. Participó en la campaña de ayuda a los niños de la Guerra de los seis días, entre Israel y los países árabes.
El tango fue cautivándola, al punto de convertirla casi en un excluyente referente de la música ciudadana. En ella y otras cantantes contemporáneas se fue tallando el perfil de la mujer porteña. Sofía Bozán y Jovita Luna eran parte de su crecimiento. En 1950 fue vicepresidenta de la primera comisión directiva del Ateneo Cultural Eva Perón pero renunció a los pocos días.
Su filmografía incluye treinta películas, incluidas, las que realizó en el exterior. Entre ellas se destacan Los Chicos Crecen (1974), con Luis Sandrini, y otra en el Café de los Maestros (2008), casi a modo de homenaje.
En 1985 actuó para televisión en la serie Libertad Condicionada. Dos años más tarde se consagraría con una inolvidable gira por Japón. A su regreso, compartiría sus canciones junto a Jorge Sobral y Amelita Baltar.
En 1988, fascinada por su estadía nipona, realizó en Argentina el espectáculo Tomodachi (Amigos), en el que estrenó el tango Fujiyama, escrito por Cátulo Castillo sobre música de Aníbal Troilo. El Viejo Almacén la tuvo como una de sus figuras, hasta 2009, pero también algunas tanguerías prestigiosas de Buenos Aires como Casablanca o Michelangelo, la vieron en su plenitud, para deleite de compatriotas y fanáticos extranjeros de la milonga universal.
En 2008, «la dama del tango» participó de un film documental también llamado El café de los maestros, dirigido por Miguel Kohan y Gustavo Santaolalla, del que formaron parte figuras de la talla de Aníbal Arias, Ernesto Baffa, Emilio Balcarce, Oscar Berlingieri, Mariano Mores, José Libertella, Osvaldo Montes, Alberto Podestá, Lágrima Ríos, Horacio Salgán y otros nombres que recorrieron un largo camino de triunfos y se reunieron a través de sus instrumentos y de sus voces. Vivió unos años en el Caribe, donde además de hacer cine, actuó en televisión. Julián Centeya le dedicó varios versos, titulándolos Virginia de Buenos Aires.
Fue la única estrella femenina durante la presentación de Café de los Maestros en el Colón en 2011. Un año después, sin embargo, sufrió una caída que le provocó una enfermedad infecciosa que la tuvo a maltraer hasta sus últimos días. De todos modos, la última morocha, como la reconocían sus colegas, se dio el gusto en 2013 de presenciar la publicación de su libro biográfico llamado Virginia Luque, La Estrella de Buenos Aires.

Ella se definía como una “actriz que canta”. Además, a la hora de convertirse en cancionista, como se decía en la Argentina tanguera de la década del 40, ella siempre interpretó personajes en cada tema. Su última grabación quedó registrada en el disco Café de los maestros, que en 2005 en el Teatro Colón reunió a las glorias del tango de la época dorada del género de los 40 y 50.
En el 2012 sufrió una caída accidental que le provocó una infección en la piel llamada Erisipela, enfermedad que costó tratar debido a su alergia a la penicilina. Poco tiempo atrás había sufrido neumonía y había estado internada en el Hospital Español.
Pero ya se encontraba en su casa, donde falleció en compañía de su marido el difusor de tango Lionel Godoy y su hija Bimbo Godoy (conductora en Nacional Rock), estuvo casada primero con el actor Reynaldo Mompel. A las 21.30 del martes 3 de Junio del año 2014 a los 86 años, tras una enfermedad infecciosa, falleció la actriz y cantante Virginia Luque.
Ing. Aldo Escobar
