Ventana del Norte accedió a una entrevista exclusiva con Patricia “Violeta” Lemo, la participante tucumana que se metió entre las cinco mejores voces del Team Soledad en La Voz Argentina 2025. A los 55 años, Violeta (nombre artístico) decidió subirse por primera vez a un escenario nacional y compartir con todo el país su pasión por el canto, que hasta entonces vivía en silencio, entre cuidados a adultos mayores, misas y reuniones familiares.
Su historia no solo emociona por su voz potente, sino también por su mensaje: nunca es tarde para cumplir un sueño. “Mis hijos ya están grandes, y esta vez decidí hacer algo por mí”, cuenta. Con un tono sereno, y al mismo tiempo lleno de convicción, Violeta habla de su recorrido artístico, el rol clave de su familia, el apoyo de su comunidad y su presente en el programa que la tiene como una de las grandes revelaciones del certamen.
Orígenes y vida en Tucumán
—¿Qué significa para vos representar a Tucumán en un escenario tan importante como La Voz Argentina?
—Nací en San Miguel de Tucumán, así que representar a mi provincia fue un privilegio inmenso. Me llena de orgullo llevar la voz de Tucumán a toda la Argentina.
—Tu vida cotidiana está muy ligada al cuidado de adultos mayores. ¿Cómo conviven esa vocación y tu pasión por el canto?
—Como bien decís, es una tarea noble. Y van de la mano, porque el canto es mi pasión, y con esa pasión también los cuido, les canto. Es parte de lo que soy.
—¿Recordás la primera vez que cantaste en público?
—De niña era muy vergonzosa. Recién a partir de los 30 empecé a cantar en la iglesia y en reuniones familiares. La primera vez “en público público” fue en un concurso de canto hace dos años. Salí tercera. Fue una experiencia hermosa porque pude vencer la vergüenza y los miedos.
El sueño artístico: “Esta vez decidí hacer algo por mí”
—A los 55 años decidiste presentarte a La Voz. ¿Qué te impulsó a dar el paso?
—Cuando escuché del casting en Tucumán, dije: “Voy a ir, es mi momento”. Mis hijos ya están grandes, y esta vez decidí hacer algo por mí, por lo que más amo: cantar.
—¿Qué le dirías a quienes creen que “ya es tarde” para cumplir un sueño?
—¡Que nunca es tarde! Dios nos da dones y talentos para desarrollarlos. Es importante hacer lo que nos gusta, con disciplina, perseverancia, constancia y, sobre todo, con amor. Y no rendirse a pesar de las circunstancias.
—¿Cómo fue la preparación para la audición? ¿Tuviste apoyo?
—Cuando me dijeron que me tocaba una canción de Valeria Lynch, fue una alegría enorme porque soy fan de ella. Además, conocía bien la canción. Subí al escenario tranquila, con confianza y con preparación. Mi familia me apoyó totalmente.
La experiencia en La Voz: emoción, fe y compañerismo
—Acabás de quedar entre las 5 mejores del Team Soledad. ¿Qué sentiste?
—Felicidad y nervios. Creo que uno recién toma conciencia cuando baja la adrenalina. En mi caso, lo viví con humildad y compañerismo, porque muchos quedaron en el camino. Formamos una familia.
—¿Cómo vivís esta etapa de mayor exigencia?
—Nunca lo sentí como presión. Sí hay nervios, pero lo veo más como confianza en mí misma, compromiso con las canciones y agradecimiento a mi coach. La exposición, eso sí, fue muy loco. ¡Nunca imaginé que me vería toda la Argentina!
—¿Qué aprendiste de trabajar con Soledad?
—Muchísimo. Su humildad, su amor al prójimo. Me dijo que, pase lo que pase, siga cantando porque tengo una voz privilegiada, y que estoy venciendo muchas cosas como mujer.
—Tu último duelo fue muy comentado. ¿Cómo lo viviste?
—Muy tranquila. Sabía que si no me elegían, tenía la chance de cantar otra canción que me iba a ayudar mucho. Estaba preparada para seguir o quedar eliminada. Y me gustó mucho compartir con Milagros, nunca lo viví como competencia. Las dos podíamos seguir, fue una oportunidad compartida.
—¿Cómo manejás la exposición mediática y el cariño del público?
—¡Es impresionante! Nunca imaginé lo que hace la tele. Estoy muy agradecida a todas las personas que me siguen. Lo más lindo fue un audio de una niña de 7 años que me dijo que me amaba y que le encantaba mi voz. Eso me dejó sin palabras.
—¿Tenés algún ritual antes de subir al escenario?
—Siempre hago una oración. Invoco a Dios y a mis dos ángeles: mi mamá y mi hermana. Siento que están conmigo, por eso salgo tranquila.
Emociones, desafíos y futuro
—¿Qué fue lo más desafiante hasta ahora?
—Estar lejos de casa. Pero al mismo tiempo, estar con gente buena, que nos trata como parte de su familia, ayuda mucho.
—¿Qué significa para vos inspirar a otras personas?
—Es fuerte. Aprendí que cuando uno se propone hacer algo, tiene que hacerlo. Con sacrificio, disciplina y de la mano de Dios, todo se puede. Lo importante es creer en uno mismo. Eso hice yo: creer en mí.
—¿Te imaginás un futuro profesional en la música?
—Obviamente. Me encantaría vivir de la música. La Voz Argentina fue una vidriera enorme. Gracias a Dios salieron muchas propuestas, y siento que esto recién empieza.
Un cierre muy tucumano
—Si pudieras cantar en un gran escenario tucumano, ¿cuál elegirías?
—Sin dudarlo: el Teatro Mercedes Sosa. Y la canción sería “Como toda mujer” de María Marta Serra Lima.
—¿Qué mensaje le dejás a quienes te siguen desde Tucumán?
—Que les agradezco de corazón su cariño y apoyo. Gracias por darme la oportunidad de que conozcan mi voz a través de mi canto.
—¿Hasta dónde creés que podés llegar en La Voz Argentina 2025?
—Lo pensé y me dije: “Hasta donde Dios quiera que llegue”. Estoy contenta y agradecida por todo esto, porque para mí es el comienzo de algo maravilloso.
Mirá un poco de su paso por La Voz Argentina 2025


