El Colegio Guillermina de San Miguel de Tucumán encendió la polémica al anunciar nuevas y severas sanciones para regular el uso del celular en aulas. A través de un comunicado enviado a las familias, la institución informó que endureció las reglas de convivencia. La medida estableció que si un estudiante es detectado usando el teléfono durante una evaluación, pasará automáticamente a instancia de recuperación, como si hubiera desaprobado.
La advertencia institucional aclaró que, si los incumplimientos continuaban, podrían aplicarse incluso suspensiones, previo diálogo con los padres. La decisión se fundamentó en que algunos alumnos desconocían el acuerdo escolar vigente. Sin embargo, el colegio no brindó detalles oficiales a la prensa sobre la cantidad de casos que motivaron este cambio.
La noticia generó opiniones divididas entre los estudiantes. Mientras algunos consideraron que la prohibición ayudaba a mejorar la atención, otros expresaron su preocupación porque dependían del dispositivo para acceder a material de estudio digital, como textos y archivos PDF.
El tema escaló hasta el Ministerio de Educación. La ministra Susana Montaldo explicó que trabajaban el tema mediante acuerdos con las familias. La funcionaria solicitó que existiera un control con fines pedagógicos y destacó la importancia de distribuir libros para no depender exclusivamente de las pantallas.
Un informe de Argentinos por la Educación aportó contexto nacional al conflicto. El estudio reveló que el 54% de los estudiantes admitió distraerse por el uso del celular en aulas. Este dato ubicó a la Argentina entre los países con mayores índices de distracción digital y su correlación con un bajo rendimiento académico.


