Una vez que me doy la vacuna, ¿desde cuándo quedo protegido y por cuánto tiempo?

Un infectólogo explica cómo y cuándo se activa la protección en nuestro cuerpo y cuánto dura esa inmunidad.

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Aplicarse la vacuna del coronavirus no es una carta blanca para ignorar las medidas de prevención, como el uso de barbijo, el distanciamiento físico y el lavado de manos. Cuando se dice que una persona tiene inmunidad se hace referencia a que cuenta con protección contra una enfermedad. La inmunidad se puede adquirir mediante una vacunación o una infección. Ahora bien, con la campaña de vacunación en marcha en nuestra provincia, se oyen algunos mitos entre los tucumanos. “La protección no es inmediata. Una vez colocada la primera dosis, se requieren entre 10 y 20 días para adquirir un nivel adecuado de inmunización”, explica el doctor Gustavo Costilla Campero, jefe del servicio de infectología del

hospital Padilla, derribando así una de las principales creencias erróneas.

– ¿Es necesaria además la segunda dosis para completar esa respuesta inmune? -se le consulta.

Algunas personas piensan que al día siguiente de su vacunación, ya se encuentran inmunizadas. Hay gente que se pone la vacuna y se quiere ir de viaje, por ejemplo. Nada más errado. Después de la primera dosis, existe una buena respuesta inmune que, reitero, se activa aproximadamente dos semanas después de la aplicación. Sin embargo, es realmente la segunda dosis la que hace que esa inmunidad adquirida se prolongue en el tiempo.

Otro interrogante que se oye a diario es cuánto dura esa inmunidad. Estudios preliminares muestran que la protección producida por las vacunas podría durar, de mínima, seis meses. De todos modos, no hay información certera al respeto y sólo el tiempo y el seguimiento experimental confirmarán ese dato, añade el especialista. Incluso desliza que la respuesta inmunológica en personas que ya tuvieron coronavirus y fueron vacunadas con una dosis tiende a ser mayor que en personas que no padecieron la infección y han sido inoculadas hasta con las dos aplicaciones.

A la falta de tiempo transcurrido para hacer evaluaciones empíricas, se le suma otra limitación: la aparición constante de nuevas variantes. El médico explica que las nuevas cepas introducen elementos de complejidad importantes. Por ello -prosigue- tendremos las respuestas a estas preguntas a medida que obtengamos más estudios en las poblaciones vacunadas. Entonces, se podrá determinar si será necesario realizar refuerzos de dosis anuales o en diferentes períodos. “Todas las vacunas han demostrado que disminuyen la hospitalización y la mortalidad. El primer objetivo está cumplido. Pero todavía no se sabe si pueden prevenir que uno adquiera una infección y tampoco se conocen resultados concluyentes sobre su especificidad; es decir, el alcance de protección ante las variantes”, profundiza Costilla Campero.

En conclusión, aunque la covid-19 nos va dejando algunas certezas y enseñanzas, todavía queda una gran cantidad de interrogantes por responder. “Una vez que se desarrolla una vacuna, se evalúan tres aspectos: la eficacia, la tolerancia y la seguridad. En el mundo en el que vivíamos antes de la pandemia, esa evaluación requería años de seguimientos. La situación actual nos ha obligado, en cambio, a salir a colocar vacunas con autorizaciones de emergencia. Por eso, aún queda mucho por investigar. Cuánto dura la inmunidad es algo que el tiempo nos dirá. Estamos hablando de vacunas que se generaron apenas un año atrás. Esto recién empieza”, concluye el médico.

Fuente: La Gaceta