Identificar los síntomas de un infarto a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Dolor en el pecho, sudoración fría, náuseas, mareo o fatiga intensa son señales de alerta que muchas veces se confunden con otras afecciones. En el marco del Día Mundial del Corazón, especialistas remarcan la importancia de reconocer estos síntomas y actuar sin demora.
Según la Organización Mundial de la Salud, 19,8 millones de personas murieron por enfermedades cardiovasculares en 2022, y el 85% de estos casos se debieron a infartos y accidentes cerebrovasculares. El infarto ocurre cuando una arteria coronaria se bloquea por acumulación de grasa y colesterol. Si la placa se rompe, se forma un coágulo que interrumpe el flujo sanguíneo al corazón y provoca la muerte del tejido cardíaco afectado.
El síntoma más frecuente es el dolor opresivo en el pecho, que puede extenderse hacia el brazo izquierdo, la espalda, el cuello o la mandíbula. Otros signos son falta de aire, sudor frío, palpitaciones, mareos o desmayos. En mujeres, adultos mayores y personas con diabetes, los síntomas pueden presentarse de forma atípica: cansancio extremo o dificultad respiratoria, sin dolor fuerte en el pecho.
Ante cualquier sospecha, los profesionales insisten en llamar al servicio de emergencias y no manejar ni automedicarse. Las primeras horas son críticas para evitar una muerte súbita. Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento puede incluir fármacos anticoagulantes o trombolíticos, angioplastia con colocación de stent o, en casos graves, cirugía de bypass.
Para reducir el riesgo de infarto, se recomienda mantener una alimentación saludable, realizar actividad física, dejar de fumar, controlar la presión arterial y asistir a chequeos médicos. Aprender técnicas de reanimación cardiopulmonar también puede ser vital en una emergencia.