A partir de julio, los senadores nacionales cobrarán un salario bruto superior a los $9,5 millones, tras una nueva suba vinculada al acuerdo paritario del personal legislativo. La medida fue avalada por las máximas autoridades del Congreso: Martín Menem (Diputados) y Victoria Villarruel (Senado).
El incremento surge de un ajuste del valor de los módulos que componen la dieta: 2.500 módulos base, más 1.000 por representación y 500 por desarraigo, con un valor actualizado de $2.376,04 cada uno. A esto se suma un retroactivo del 1,3% para marzo, abril y mayo, acordado con los gremios. La mayoría de los senadores cobra el adicional por desarraigo, y también perciben una dieta extra anual para “compensar” el aguinaldo.
Este esquema de aumentos fue aprobado en abril de 2024 sin discusión pública, mediante una resolución votada por consenso entre oficialismo y oposición. Desde ese momento, los sueldos de los legisladores quedaron atados a los aumentos del personal legislativo.
Mientras tanto, la situación interna en el Senado sigue siendo inestable. La vicepresidenta Villarruel continúa con cambios de estructura, despidos y designaciones polémicas. Además, el secretario administrativo Emilio Viramonte Olmos presentó su renuncia, lo que podría abrir un nuevo frente de conflicto institucional.
Desde la oposición kirchnerista, que había respaldado la actualización automática en abril, ahora buscan desentenderse: “Nos hartaron. Que se arreglen entre los libertarios y los dialoguistas”, expresó un legislador del bloque de José Mayans. En paralelo, el gremio APL presionó por la reapertura de paritarias tras varios meses de congelamiento.