El oficialismo no logró los votos para avanzar con los nombramientos en la Corte Suprema de Justicia, y recibió un contundente revés en el Senado. Los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla fueron rechazados en una sesión cargada de tensión política, cruces internos y una cautelar judicial de último momento.
Con 43 votos en contra, 27 a favor y una abstención, el pliego del juez federal Ariel Lijo no alcanzó los dos tercios necesarios. En el caso del catedrático Manuel García-Mansilla, designado por decreto presidencial, la votación fue aún más adversa: 51 senadores votaron en contra y sólo 20 lo respaldaron. Ninguno superó el umbral constitucional y quedaron descartados como posibles integrantes de la Corte.
La sesión tuvo un quórum inesperado, con aportes del radicalismo, el PRO y el exlibertario Paoltroni, además del bloque kirchnerista. La legisladora Guadalupe Tagliaferri, titular de la Comisión de Acuerdos, criticó duramente la propuesta oficial: “No podemos aceptar una Corte sin mujeres ni con candidatos que pasen por encima de la Constitución”.
En paralelo, el juez federal Alejo Ramos Padilla dictó una cautelar que ordena a García-Mansilla abstenerse de intervenir en cualquier causa o decisión administrativa en la Corte por tres meses. Además, estableció que su designación por decreto carece de validez sin la aprobación del Senado.
Desde el Gobierno, la reacción fue inmediata: acusaron al Senado de ser “el refugio de la casta política” y ratificaron su intención de mantener a García-Mansilla en comisión hasta noviembre. La tensión entre los poderes se traslada ahora a la Justicia, que podría escalar el conflicto institucional.