El economista estadounidense Steve Hanke, conocido por sus estudios sobre las economías hiperinflacionarias, publicó un artículo en la revista Forbes en el que recomienda al presidente Mauricio Macri descartar el peso, “dolarizar” la economía argentina y cerrar el Banco Central.
Hanke y su defensa de la dolarización no es nueva: el economista participó como asesor en el cambio de moneda en Montenegro en 1999 y en Ecuador en 2001. En los últimos años, también publicó varios artículos sobre la hiperinflación en Venezuela, uno de sus principales temas de estudio.
Es más: en su reciente artículo, recordó que a comienzos de los ’90 le dio a Carlos Menem, por entonces presidente, la idea de aplicar el modelo de “convertibilidad” en la economía argentina. En esa década, el economista fue presidente del fondo Toronto Trust Argentina, en Buenos Aires.
“Para terminar con la pesadilla monetaria interminable de la Argentina, el Banco Central, junto con el peso, deberían desaparecer y pasar a un museo. El peso debe ser reemplazado por el dólar. La Argentina debería hacer oficialmente lo que hacen todos los argentinos en tiempos de problemas: dolarizar”, remarcó Hanke —profesor en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland— en su artículo.
Y dio una dura sugerencia al Gobierno argentino: “Es hora de que el presidente Macri se enfrente a la realidad. Tiene que clavar una estaca en el corazón del gradualismo. La dolarización haría exactamente eso. Y con eso, se establecería la confianza”, concluyó.
En su texto, publicado en la última edición de Forbes, el economista hizo un resumen de la historia económica argentina y contó que, desde su fundación —en referencia al 9 de julio de 1816— la Argentina fue agobiada con numerosas crisis económicas: dos en sus primeros 100 años de historia y otras ocho en sus siguientes 102 años.
Pero para Hanke la fecha clave es 1935, el año de la creación del Banco Central (BCRA) y del comienzo de una mala gestión monetaria “serial”. En su relato, destacó que antes de ese año, el peso argentino se mantuvo firme frente al dólar y que, incluso, en 1896 el PBI per capita de la Argentina era mayor que el de los Estados Unidos. Luego, esta relación —relativamente estable— de ingreso per capita entre los dos países se quebró. En 1935, el ingreso en los Estados Unidos era 28% mayor que en la Argentina. En 2016, la diferencia se disparó a un 181%.
En el texto publicado por Hanke, la década del ’90 merece un espacio destacado. Allí, el economista recordó un encuentro con el entonces presidente Carlos Menem, que había comenzado a aplicar medidas para liberalizar la economía pero estaba “frustrado” porque sus reformas no estaban teniendo el efecto deseado.
“Le indiqué que sus campañas para desregular, privatizar y recortar los impuestos a la exportación estaban bien, pero que no irían a ningún lado hasta que se terminara con la inflación. Terminar con la inflación era necesario para Menem, para tener credibilidad y ganar confianza“, señaló Hanke.
Según su relato, Menem le preguntó cómo detener la inflación y Hanke sugirió un modelo de “currency board“, es decir, un sistema cambiario de caja de conversión en el que la moneda nacional estuviera respaldada en un 100% por el dólar.
Hanke relató que trabajó en un proyecto de “currency board” para la economía argentina junto a otro economista, Kurt Schuler, y al entonces diputado José María Ibarbia, y otros miembros del bloque de la UCeDe.
Sin embargo, aclaró que la aplicación del régimen de convertibilidad en la Argentina, a partir de abril de 1991, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, no se trató de un modelo de “currency board” tal cual él había recomendado, sino que el sistema de convertibilidad mantenía un tipo de cambio fijo entre el peso y el dólar.
“Desgraciadamente, el sistema de convertibilidad, después de terminar con la hiperinflación e iniciar un auge económico de una década, conoció su Waterloo en 2001. Tal como lo había anticipado en mi artículo de 1991 en Wall Street Journal, el BCRA usó las desviaciones de la convertibilidad en políticas monetarias discrecionales. Al final, el BCRA hizo lo que siempre había hecho. Causó un desastre en la política monetaria y creó una crisis“, señaló Hanke.
Sobre la situación actual, Hanke calificó como “movida desesperada” al reciente pedido de ayuda financiera del Gobierno argentino al Fondo Monetario Internacional (FMI).
¿Por qué cayó el peso?, se preguntó el economista. Y se respondió con las cifras del aumento en la tasa de crecimiento de la moneda desde finales de 2017 y la explosión del crédito privado. “Estas crecientes tasas de crecimiento no son consistentes con el objetivo de alcanzar una inflación de 10% a 15% por año. Tampoco son consistentes con un peso estable. Los mercados pueden descifrar esas incoherencias más rápido de lo que yo puedo chasquear los dedos. Y lo hicieron”, argumentó.
FUENTE: INFOBAE