El NOA es el primer lugar del país en el que se consiguió autorización judicial para el cultivo hogareño de cannabis de uso medicinal. El juez federal salteño Julio Leonardo Bavio hizo lugar al recurso de amparo presentado por la madre de un niño de seis años que sufre neurofibromatosis (NF1), trastorno que, entre otros problemas, causa fuertes dolores.
El magistrado autorizó a la mujer a cultivar 12 plantas adultas y 40 plantines de distintas cepas de cannabis. Sucede que los padres del niño probaron con un aceite determinado, pero al tiempo dejaba de producirle efecto y necesitaban ir rotando de variedad. “Entonces se decidieron a presentar un amparo ante la justicia”, explicó a Télam Guido Giacosa, uno de los abogados de la familia.
“La sentencia establece que, hasta tanto el Estado provea al nene el medicamento que necesita, su madre queda autorizada a cultivar distintas cepas de cannabis para producir el aceite de forma doméstica”, explicó Giacosa.
El fallo -añadió- se asienta en la interpretación del derecho a la vida como “disfrute de la más alta salud posible”, y en el artículo 19 de la Constitución Nacional, que expresa: “nadie será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”.
Con su decisión Bavio sentó jurisprudencia favorable al reclamo de las familias de pacientes y de ONG. “La cautelar tiene un peso específico muy importante por su interpretación del derecho a la vida, y es probable que otros jueces sentencien de idéntico modo, ya que los enfermos no pueden tener paciencia sobre este tema”, destacó Giacosa.
Una ley que no ayuda
El 29 de marzo de 2017 el Congreso aprobó la Ley 27.350, de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados, pero no incluyó explícitamente el autocultivo en su articulado. Y cuando se reglamentó, el 22 de septiembre, estableció el acceso al aceite sólo para las personas con epilepsia refractaria que cuenten con prescripción médica y estén inscriptos en un registro especial del Ministerio de Salud.
Esto dejaba al niño y a su familia sin protección legal. “La mejora en la calidad de vida que le había generado el aceite de cannabis fue radical: antes debía tomar morfina y analgésicos muy potentes, y con el uso del aceite dejó de sufrir dolores agudos, empezó a tener amigos y comenzó a ir a la escuela, por lo que la familia no estaba dispuesta a suspender el tratamiento”, contó Giacosa.
La NF1, uno de cuyos síntomas distintivos son manchas de color “café con leche”, es un trastorno hereditario que puede ocurrir en uno en 4.000 niños. Causa la formación de tumores en la capa profunda de la piel, en los tejidos nerviosos del cerebro y en la médula espinal, lo que puede provocar dolor, daño nervioso grave y pérdida de funciones.