Récord histórico: en 2022 hubo más de 2500 piquetes

El 2021 concluyó con un total de 6.658 cortes. Si la tendencia se prolonga durante este año, podría cerrarse con 11.300 piquetes. En cuatro meses ya hubo 2.500.

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Mientras siguen resonando los ecos de la masiva marcha federal piquetera que desde múltiples partes del país confluyó hoy en Plaza de Mayo, se tornan cada vez más plausibles los indicios que auguran que el presente año estará caracterizado por un nivel de conflictividad en las calles sin precedentes.

En este sentido, el nuevo informe de Diagnóstico Político sobre cortes en la vía pública ratifica una tendencia iniciada ya el año pasado, consistente en un continuo incremento de los piquetes mes a mes y que llevó a que 2021 concluyera con un total de 6.658 cortes (el segundo año con mayor número del que se tenga registro).

Así, los 908 piquetes registrados en abril, sumados a los 411 de enero, los 460 de febrero y los 813 de marzo, totalizan una cifra (2.592) que representa una suba del 73% con relación al primer cuatrimestre del año pasado. Por lo que de mantenerse la progresión durante 2022, podría concluirse con un número aproximado a los 11.300 piquetes, récord absoluto.

Desde ya, la concreción de tal proyección quedará supeditada a una suma de situaciones. Pero si se analizan las principales causas detrás de semejantes cifras, no surgen razones objetivas para esperar que la mencionada posibilidad no se consume.

Tres factores centrales para explicar el actual ambiente de convulsión social y protesta en las calles

En primer término, una situación socioeconómica explosiva que empeora año a año, con un aumento incontenible de la inflación y un nivel de pobreza estructural cada vez mayor.

Las perspectivas a futuro de estos indicadores son sombrías, si se considera que la inflación proyectada para el año supera el 65% y, sobre todo, que la resolución real de la problemática social supone un abordaje múltiple y de largo plazo (que engloba diversos campos como el laboral, el económico y el educativo entre otros) que aparece muy distante de la capacidad concreta de la clase dirigente actual.

Esta bomba de tiempo social constituye sin dudas un caldo de cultivo para la protesta. Más aún, resulta poco verosímil esperar que ante la evidente dinámica de pérdida de ingresos que padece sobre todo la población inmersa en la economía informal, expresiones organizadas que logran representar a estos sectores –como las agrupaciones nucleadas en la Unidad Piquetera- no se vuelquen cada vez más a las calles.

fuente: los primeros