El Gobierno se encuentra ante una serie de desafíos políticos en el cierre de las sesiones ordinarias del Congreso, especialmente con la aprobación del Presupuesto 2025 y la posible eliminación de las PASO. La decisión depende de un llamado a sesiones extraordinarias por parte del presidente, lo que mantiene la incertidumbre sobre ambas cuestiones. Esta situación también refleja la compleja dinámica política del país, que incluye negociaciones con gobernadores y tensiones internas dentro del oficialismo.
El oficialismo ve en la firmeza presidencial una herramienta para manejar la situación y enviar señales al mercado y a la economía. Sin embargo, no todos los actores políticos comparten esta visión, y la gestión resulta más complicada que la simple narrativa de poder. El Gobierno contempla la posibilidad de manejarse con una extensión presupuestaria que le otorgue más poder discrecional sobre las provincias, mientras evalúa la inclusión del Presupuesto en un futuro llamado a sesiones extraordinarias.
Uno de los temas más debatidos es la reforma electoral, que busca eliminar las PASO, a pesar de la resistencia de varios sectores políticos. Los gobernadores, tanto del oficialismo como de la oposición, han expresado su apoyo al equilibrio fiscal pero también sus demandas, y algunos han reforzado su respaldo a la política del Gobierno, aunque con diferencias. La eliminación de las PASO también tendría implicaciones en el financiamiento de los partidos, lo que genera más divisiones dentro del Congreso.
El proyecto de eliminar las PASO requeriría una amplia mayoría legislativa para avanzar, lo que complica la negociación, especialmente con aquellos sectores que favorecen reformas parciales en lugar de la derogación completa de las primarias. A pesar de las tensiones y las posiciones encontradas, el avance de estas reformas podría depender de nuevas alianzas políticas y de la habilidad del Gobierno para gestionar los apoyos necesarios en el Congreso.
