La capital tucumana enfrenta desde hoy un cambio significativo en su tránsito vehicular. Esto se debe a la implementación de la segunda etapa del Plan Integral de Movilidad Urbana (PIMU). El plan busca aliviar el congestionamiento en el centro de San Miguel de Tucumán. Dos arterias fundamentales, Crisóstomo Álvarez y San Lorenzo, cambiarán su sentido de circulación después de tres décadas sin modificaciones.
Crisóstomo Álvarez ahora correrá de este a oeste, desde avenida Sáenz Peña hasta Ernesto Padilla. San Lorenzo, por su parte, lo hará en sentido inverso, de oeste a este, desde avenida Adolfo de la Vega hasta Sáenz Peña. Estas modificaciones forman parte del esfuerzo municipal por descomprimir el tráfico en la zona central de la ciudad. Las autoridades locales consideran este cambio necesario para reducir el caos vehicular.
La Municipalidad ha preparado el terreno para estos cambios en las últimas semanas. Se instalaron nuevos carteles indicadores y se reubicaron paradas de colectivos. Para evitar confusiones y accidentes, se desplegará personal de vialidad y seguridad en las calles afectadas. Estos trabajadores guiarán a los conductores y responderán a cualquier duda que surja durante la transición.
Los semáforos en las calles Crisóstomo Álvarez y San Lorenzo permanecerán destellando en amarillo durante los próximos días. Esta medida busca que los automovilistas se acostumbren al cambio. Según Sergio Gao, director de Alumbrado y Semáforos del municipio, en menos de una semana los semáforos volverán a su funcionamiento habitual. Esto sucederá una vez que se complete el proceso de sincronización.
La municipalidad confía en que, con el tiempo, los automovilistas se adapten a las modificaciones. Así, el tránsito en el centro de la ciudad fluirá de manera más ordenada y eficiente. Este ambicioso cambio es parte de un esfuerzo mayor por mejorar la circulación en la capital.
