En Tucumán perdimos un derecho fundamental para la subsistencia del hombre, se puso en juego la paz que se necesita para garantizar una sociedad civilizada que nos dirija hacia el progreso y el orden.

La justicia que venía impartiendo condiciones como un pilar fundamental de esta provincia falló, los custodios del resguardo de la misma la condujeron a este retroceso casi medieval.
¿Quién iba a creer que toda una sociedad tenga esa sensación tan fea como la tristeza transformada en odio?.

Creo que los tucumanos reaccionaron porque perdieron el miedo, y ese repudio natural viene atado a la figura de los verdugos que ejecutan inocentes como dueño de la vida ajena, a la impunidad reinante, al descreimiento judicial, a los privilegios sociales y al abandono de los que día a día luchan por ser individuos decentes y de bien.
La justicia tendría que actuar como garante del derecho a la vida entre tantos otros derechos, pero algunos de sus custodios, no todos, se quedaron cegados en el “poder propio” y no en el “poder de hacer” ,un poco más por una sociedad más justa y equitativa.
Algunos culparán a la gente de esta reacción y la tildarán de violenta e intolerante. Cuando el factor determinante fue el desinterés humano de cumplir y hacer cumplir la ley que debe estar vigente siempre en los tres poderes. Espero que reviva la justicia y ojalá que sean otros sus verdaderos predicadores.

Williams Fanlo