“¿Para qué los traen?”

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Una mezcla de sensaciones me invaden cuando leo o escucho decir: ¿Para qué los traen? haciendo referencia a los repatriados a nuestra provincia.

Me suscitan sensaciones extrañas y feas porque no sólo son rechazados sino también marginados cuando han contraído la enfermedad del Coronavirus. Los repatriados no han decidido comprarse un virus, se contagiaron como el resto de los humanos, besando, abrazando, trabajando, en reuniones sociales o en otras tantas actividades cotidianas que pueden ser de contagio.

Yo me pregunto: ¿Quién está libre de esto? De una enfermedad que no se puede ver, tocar ni oler porque es invisible a la vista del individuo. De lo único que estoy seguro es que este virus dejó visibles las miserias humanas, salió a flor de piel el egoísmo, la falta de solidaridad, la empatía que está de moda, entre tantas otras actitudes.

¡Cuidado! Porque las libertades y derechos de las personas son leyes escritas pero no hablo de la imposición judicial establecida por uno de los tres poderes, me refiero a la justicia divina que Dios tiene para todos aquellos que no sean capaces de arrepentirse por lo que dicen y sienten. 

El Observador

Ventana del Norte