La ministra de Educación, Susana Montaldo, analizó este miércoles el grave episodio de violencia escolar que sacudió a la provincia. La funcionaria se refirió a la situación de la alumna que recibió una herida de arma blanca por parte de un compañero. Ante la consulta de la prensa, la opinión de Montaldo sobre el ataque en Alderetes fue contundente: lamentó el hecho y aseguró que el entorno familiar desatendió señales previas de alerta.
La funcionaria apuntó directamente a la responsabilidad que tienen las familias en la prevención de estos conflictos. Sostuvo que los padres deben reforzar los controles en el hogar, tales como revisar las mochilas y conocer las amistades de sus hijos. Argumentó que los directivos carecen de la capacidad operativa para inspeccionar a todos los alumnos diariamente. “Nosotros estamos para educar, no somos policías”, sentenció con firmeza ante los medios de comunicación.
Además, la ministra comparó la violencia escolar con una enfermedad que presenta síntomas visibles antes de manifestarse. Explicó que la llegada de un chico armado a la institución implica que su entorno ignoró situaciones anteriores. También mencionó un dato clave que arrojó la investigación: el agresor declaró que recibió “algo afuera” de la escuela cuando venía de camino. Esto sugiere que influyeron factores externos al ámbito educativo que escapan al control docente.
Las declaraciones de Montaldo sobre el ataque en Alderetes también abordaron el complejo contexto social que afecta a los adolescentes. La ministra enumeró problemáticas crecientes en las escuelas, como la adicción al juego online, el consumo problemático de sustancias y el preocupante índice de suicidios juveniles. “Los jóvenes piden que los adultos los acompañemos”, reflexionó la titular de la cartera educativa.
Para enfrentar esta realidad, destacó que el Ministerio impulsa dispositivos de mediación escolar que ya funcionan en 600 establecimientos de la provincia. Finalmente, analizó el debate sobre el uso de celulares en las aulas. Montaldo sostuvo que la escuela no puede negar la tecnología, pero sí debe regular su uso con disciplina. “No se trata de celular sí o no, sino de un uso responsable”, concluyó.


