Un año después de firmar el “Pacto de Mayo” en Tucumán, Javier Milei enfrenta una fuerte tensión con los gobernadores y un creciente malestar en la política local. La foto fundacional que lo mostraba sonriente en la Casa Histórica junto a 18 mandatarios provinciales se desdibujó con el tiempo. Hoy, los 23 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño exigen por fondos y coparticipación, mientras el presidente sostiene su política de déficit cero y recortes.
El reclamo más reciente fue por la coparticipación del impuesto a los combustibles y otras transferencias que la Nación decidió congelar. Milei respondió con indiferencia, ratificando que no modificará el rumbo económico y que la motosierra sigue encendida. En este escenario, muchos se preguntan si el desgaste con las provincias forma parte de una estrategia electoral o de una crisis política en construcción.
En Tucumán, el gobernador Osvaldo Jaldo enfrenta una situación delicada. Aquel gesto de apoyo institucional del 2024 se transformó en distancia y reproches. El ahogo financiero, el malestar por la intervención en Alberdi y la presión de la oposición libertaria marcaron el giro.
La Libertad Avanza consolida su armado en la provincia. Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete del Interior, confirmó que competirán con lista propia. El objetivo no es solo octubre: apuntan a disputar el poder provincial en 2027. Mientras tanto, las encuestas anticipan una fuerte polarización con el oficialismo local.
Jaldo busca contener. Convocó a todos los espacios políticos a trabajar por Tucumán y llamó a la unidad. Pero la falta de avances en la reforma electoral, sumado a las críticas internas, debilitan su posición. El oficialismo y la oposición miden cada paso con precisión quirúrgica. Y cada voto empieza a valer más de lo habitual.