Mauro consiguió trabajo en blanco y no tendrá que limpiar más los vidrios de los autos

Mauro es el joven padre que movilizó el corazón de muchísimos tucumanos a través de una imagen: mientras él limpiaba los vidrios de los autos en la esquina de la avenida Alem y Las Piedras, la pequeña de seis años hacía la tarea escolar del primer grado. Qué pasó ahora y cómo comenzó a mejorar la vida de una familia unida.

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La historia de Mauro y Guada tomó estado público cuando un buen ciudadano llamado Álvaro Romero les tomó una foto en la esquina de avenida Alem y Las Piedras: la imagen hablaba por sí sola y mostraba a un padre trabajando como limpiavidrios mientras que su hija de seis años hacía la tarea escolar, sentada en su sillita rosa, al costado del semáforo, a la intemperie.

La imagen se transformó en una historia publicada que aquí pueden volver a leer en el diario el tucumano, y que movilizó a cientos de personas que ayudaron a la familia con mercadería, ropa y, principalmente, útiles escolares para que Guadalupe siguiera aprendiendo, mientras de costado miraba a Mauro limpiando vidrios.
Hasta que llegó el gran día: “Vino al semáforo Agustín, el hijo del dueño de la constructora Hábitat, a ofrecerme trabajo. Es lo que yo tanto deseaba. Y en el acto le dije que sí. Tenía que presentarme el lunes de la semana pasada a las 7.30 de la mañana, tuve la entrevista y empecé: ¡conseguí trabajo y gracias a Dios me pusieron en blanco!”.

La noche anterior a la entrevista de trabajo, Mauro recuerda: “No podía dormir antes de la entrevista. Estaba nervioso. No sabía qué tenía que contestar, me levanté, me vestí y fui. Yo les dije lo que te había dicho: que lo único que quería era trabajar y demostrar mis ganas de salir adelante, de dejar el semáforo, de ganarme el pan y de que mi familia deje de estar en la calle”.

“Me dijeron que mientras hiciera las cosas bien, todo iría sobre la marcha. Empecé ahí mismo en una obra en construcción en Crisóstomo Álvarez y Libertad, ahora estamos haciendo un pozo. La gente que trabaja ahí son buenas personas conmigo, me tienen paciencia. Por la nota de la Guada me han reconocido. Me decían que les parecía bien que yo hubiera podido conseguir trabajo, y que uno a esta vida tiene que venir a pelearla”.

El lunes de la semana pasada, con toda la expectativa que puede generar en una familia la posibilidad de que el padre vuelva a la casa con trabajo después de tantos años a la intemperie, Guada estaba en un cumpleañitos en la casa de los tíos y ya había vuelto a la pieza donde viven con su mamá Ruth y su hermanito Santiago, cuando vieron entrar a Mauro ya con la ropa de trabajo, una sonrisa y la emoción en los ojos: “No entendía bien por qué estaba vestido así, le conté que había conseguido trabajo y le dije lo que tantas veces soñé con decirle a mi familia: ‘Ya no vamos a volver al semáforo: ¡conseguí trabajo y en blanco!’”

Luego de los abrazos apretados, Mauro le cuenta este lunes a eltucumano: “Estoy contento, es otro ambiente, es otra convivencia, no es lo mismo que estar en la calle. Agustín, el hijo del dueño de la empresa, ya me conocía del semáforo y gracias a Dios que se volvió a acercar. Tener trabajo fijo ahora es una preocupación menos: sabés que la plata la vas a tener y que si te falta hasta que cobres, tenemos mercadería y hay una señora que siempre nos ayuda con pollos”, dice Mauro, mientras pasea con su familia este lunes feriado en una plaza un ratito bajo el sol.

“Hace mucho que no salíamos en familia a pasear. Por lo menos nos podemos dar un tiempo con los chicos. Y hace un ratito volvimos a pasar por la esquina de la Alem. Nadie sabía por qué no íbamos más y les contamos la noticia. Ahora falta que consiga trabajo mi señora (el teléfono de la familia para contactarse es 3816 41-4529): ella también quiere trabajar, no quiere que nadie le regale nada, quiere un trabajo para que entre los dos podamos pagar el alquiler de un monoambiente que conseguimos porque en la otra pieza ya no podíamos seguir viviendo”, le cuenta Mauro al diario a propósito de otra nota realizada donde parecía impensado este presente.

“He hablado con el patrón y se me va a ir descontando la cuota cada vez que cobre y la tranquilidad de vivir en otro techo no tiene precio. Ahora estamos buscando una colaboración en la gente que nos ayude hasta que nos instalemos este mes, nada más. Pero va queriendo la cosa: es importante que Ruth pueda conseguir trabajo. Nosotros nos arreglamos con los chicos: a Guada le permitieron estudiar en Fann, donde hace doble escolaridad y el gordito va a un jardín de infantes de tres horas. Nosotros nos la arreglamos con los horarios. Lo único que queremos es vivir cada día mejor, que nosotros trabajemos y que los chicos estudien. Como cualquier familia. Eso soñamos. Nada más. Nada menos”.

Fuente el tucumano