Líderes eran los de antes

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José Hugo Sarmiento, más conocido  como el “Chino” en el mundo del fútbol local y nacional, nació el 20 de noviembre de 1948, tiene 71 años y le dedicó toda su vida a San Martín el club de sus amores.

El 2 de noviembre fue  el  111° aniversario de la creación del  club (el acta de fundación se firmó en el año1909)  y fue invitado por la Agrupación “San Martín Siempre” a un sentido homenaje en la plaza homónina de nuestra capital. En esa oportunidad Ventana del Norte dialogó con el “Chino” Sarmiento, ex líder de la barra brava de los “cirujas”, nos contó cómo comenzó su pasión por el club, los mejores jugadores que  vio vistiendo los colores del “Santo”, las imborrables imágenes del 6 a 1 a Boca en la Bombonera, su relación con los dirigentes, los  hinchas de Atlético y sobre las barras bravas en el país. 

¿Cómo empieza su vínculo con San Martín?

Mi vínculo comenzó desde muy chico y mi padre me llevó por primera vez a la cancha. Mi papá era aguatero del club y también mozo del primer cabaret que hubo en Tucumán que se llamaba “Montecarlos” ubicado en Lavalle y Av. Alem. Después a los 6 o 7 años me escapaba de la casa para ver a San Martín y lo seguía a todos lados, en ese momento dije que mi destino era sólo San Martín. Antes todo era diferente, ser hincha significaba otra cosa, ahora lamentablemente hay problemas de diferentes tipos, además a los adolescentes les venden o les dan muchas “porquerías”.  Gracias a Dios nunca consumí drogas y dejé de fumar hace mucho tiempo, porque lamentablemente perdí una hermana  por culpa del cigarrillo. Siempre me acuerdo de una anécdota, a los 11 años fui a la cancha de All Boys para ver al equipo y no tenía un peso para la entrada, así que decidí saltar los ligustros porque en esos momentos no había tapia en el  club. Cuando estaba saltando vino el latigazo de la policía, y los hinchas que estaban adentro me atajaron para que no me golpee, pero no pude ver el partido del dolor que sentía. Después cometí el error de contarle a mi madre, ya no me importaba el dolor de la cancha, porque ella me agarró a palos.

¿A qué edad empezó a militar en la barra?

Yo entré a la barra a los 15 años y algo me decía que iba a ser líder de la hinchada de San Martín y a los 21 años empezó mi  historia con la barra. Todo comenzó cuando viajamos a Santiago del Estero por un partido y perdimos 4 a 1 con los “ferroviarios” de Central Córdoba, los santiagueños nos hacían burla, nos tiraron piedras y terminamos peleando con ellos. En ese momento estaba el “Loco” Piri en la barra, una gran persona. Nos llevaron detenidos a los dos, también al padre del “Atrevido” Medina, a un chico que era epiléptico y cinco menores de 16 y 17 años. Yo empecé a movilizarme  para que los liberen a todos, les decía a los policías que, si alguno se moría, ellos iban a ser los responsables. Por suerte se dieron cuenta y los dejaron en libertad. En ese momento la familia de Víctor Pereyra nos ayudó mucho, porque nos llevaban bolsas de tortillas y mate todas las mañanas.  Estuvimos cinco días presos y el presidente de San Martín de ese momento, García Soaje, también nos ayudó para que no continuemos presos. Después de salir en libertad juntamos plata y le regalamos un medallón de oro a Víctor Pereyra. A mí nunca me gusto ser “figureti”, como pasa con algunos ahora, porque a San Martín hay que llevarlo en el corazón. Para mí el fútbol es alentar al equipo, divertirse, hacer fiestas cada vez que sale campeón.  Yo les decía a los muchachos que adentro de la cancha se alienta al equipo, no se viene a pelear y lo que hagan afuera de la cancha no me interesa, eso le traté de inculcarle siempre a los hinchas.

¿Quiénes fueron los grandes cracks que tuvo San Martín?

Tuve la suerte de ver  a grandes cracks que jugaban por amor a la camiseta como a Juan Carlos “Burro” Carol considerado el jugador más emblemático de la historia junto a Jacinto Eusebio Roldán que debutó a los 15 años en primera. Grandes jugadores fueron Ricardo Adet (ya estaba retirándose del futbol, uno de los mejores arqueros que tuvo el club) y Martín Blasco. También los vi jugar y los considero cracks  a Víctor “Pechito” Pereyra y Humberto “Coya” Gutiérrez.  Nunca vi un delantero como él, recuerdo que César Menotti dijo en una entrevista que San Martín de Tucumán tenía un jugador que iba a ser uno de los mejores delanteros del mundo, y era el “Coya”.

JACINTO ROLDÁN / créditos: La Gaceta

Tengo buenas relaciones con muchos hinchas y jugadores  decanos. Dardo Urcevich, me contó una anécdota que jugando un clásico entre San Martín y Atlético, él y otros defensores chocaron al “Coya” para sacarle la pelota y no podían, decían que era como chocar contra una pared, era fibra pura. Me acuerdo que cuando terminaban los entrenamientos, el “Coya” se quedaba entrenando una hora más y yo lo sé porque lo veía. Recuerdo otros buenos jugadores también como “Pelusa” Cejas, Miguel “Cucaracha” Sánchez, las tres M de la muerte le decían a Sánchez, Pérez y Toledo, porque los tres se llamaban Miguel. Roque Martínez también fue un muy buen jugador y el  “Pilla Pollo” Marchese no era crack, pero dejaba la vida en la cancha.

¿Cómo lo recuerda como dirigente al  Ing. Natalio Mirkin?

Era una persona para sacarse el sombrero. Hay muchas personas que dicen ser dirigentes, pero van y lo usan al club. Nunca vieron una pelota de fútbol antes.

A Natalio no le gustaban un montón de cosas, pero en la diferencia de opiniones nosotros dialogábamos y podíamos imponer nuestras ideas .

Recuerdo que una vez le embargaron sus bienes, me acuerdo que en el Club San Martín se debía plata, ocho meses. Sin embargo, Natalio fue y habló con los jugadores y en dos meses se logró saldar la deuda. Soy muy agradecido con Natalio, así como también le agradezco en estos tiempos a  Roberto Sagra porque lo quieren a San Martín.

Los hombres pasan, las instituciones quedan” sin importar quienes sean sus dirigentes.

¿Por qué lo nombras a Sagra?

Porque cuando nadie ayudaba a San Martín, Sagra se la bancaba. No es fácil mantener un club, hay que estar en esa situación, por eso soy agradecido. También hubo otros grandes dirigentes como Luis Garretón y  “Palito” Fernández.

¿Qué más podés contarnos sobre el club y su gente?

Ahora dicen que habrá elecciones, a mí me parece bien la democracia, pero quiero que el que tenga la suerte de entrar al club sea beneficioso para nuestra institución. Me gustaría que  no metamos la política en esto. Es claro que no podes entrar sin dinero a un club grande.

¿Quiénes son  las mejores hinchadas y con las que mejor se lleva San Martín?

Desde que yo era joven, adonde íbamos nos querían pegar y había muchos conflictos. 

Un día me junté con los “changos” y lo conversé a este tema. Yo siempre fui de hablar, respetar, no ser prepotente, más con el hincha de San Martín, lo cuidaba y lo respetaba. Con el primero que entablamos relación fue con el “Lobo Jujeño”, muy buena gente, hasta la actualidad sigo teniendo buena relación.

Luego llegué a tener una buena “onda” con “El Cuervo” de Central Córdoba de Santiago del Estero. Una vez le hice poner plata a mi gente porque venían los hinchas desde Santiago y le dimos de comer a 120 personas y logramos hacerlos entrar gratis. Lo conversé con Natalio para que nos faciliten las entradas y conseguí una muy buena amistad con esta hinchada.

Con Racing y la “Guardia Imperial” también tengo muy buena onda, con el cordobés Blanco y Cacho Ciudadela. El que sigue estando es “El Pampa”.

Hay un grupo también que entabló relación con hinchas de Independiente, yo no estaba de acuerdo, ya que nos trataron mal muchas veces por ser amigos de los hinchas de Racing. Hasta tuve un entredicho con “El Bebote” Álvarez de Independiente. 

Yo siempre tuve códigos, nunca entregué a nadie. Al contrario, cuando lo quisieron involucrar en un conflicto a Siares de Juventud Antoniana yo salí a declarar que él no había estado aquí en Tucumán y él nunca se olvidó de eso. 

Una excelente relación tenemos con Chacarita, una barra muy picante y muy buena gente. San Telmo, Rafaela, Rosario Central, son otras grandes amistades.

¿Con los cordobeses?

Sí también, con Belgrano e Instituto. A Talleres mejor ni lo nombro, no lo quieren a San Martín. 

“El Loco” Tito otro gran amigo, siempre se acuerda de mí y estamos en contacto permanente, maneja la barra de Belgrano.

En River tenía amistad con “Sandokán” quién falleció y en Boca con Kike “el Carnicero” que también falleció, conversé mucho con ellos.

Eso es lo lindo del fútbol, buscar y tener buenas amistades. 

Hay una anécdota del año 2010/2011 interesante que querías contarnos…

Sí. Con Cristina como presidente, lo envían a Horacio Elizondo a nuestra provincia, el mejor árbitro del mundial 2010 en Sudáfrica. Estaba a cargo de  una Secretaría de la Nación, eran aproximadamente 5 personas y eligen Tucumán para combatir la violencia en las canchas.

Un profesor de Educación Física me comentó que estaban buscando un líder de una hinchada y me invitó para una reunión en la ex EUDEF. En la reunión había padres y alumnos de la escuela, los presidentes  de San Martín y Atlético, etc.

Cuando hablaron todos y tocó mi turno me presentaron como “El Jefe de la barra brava de San Martín”, a lo que aclaré que “Nunca fui jefe, siempre fui líder de la barra brava”. 

Una profesora de la FACDEF me dijo algo que siempre recuerda “El Capo” Noriega: “Ahora que te he conocido y te escuché hablar, me quedo tranquila en mi casa porque mis hijos aman a San Martín y existiendo gente como vos yo sé que nunca pasará nada malo”. 

El fútbol para mí es diversión, es familia.

Chino, ¿qué pensas de las tantas barras bravas que se instalaron en el país, pero en las que se habla solo de negocios? 

Al fútbol hay que verlo como un deporte, una diversión, un desahogo, un lugar donde nos sacamos los nervios. No para ir y utilizarlo al club. No me gusta que utilicen a San Martín, que no se utilice el fútbol para el negocio. 

Nací y me crié en la Rondeau  y mis cinco hijos van a esa tribuna. Gracias a Dios tengo el cariño de miles de hinchas y sé que no estoy en el olvido. No soy “figureti”, soy humilde y voy a ser así siempre.

Ventana del Norte