Llegar a fin de mes -económicamente hablando- puede ser una tarea muy difícil para algunas familias, y en ese contexto, el ahorro aparece como imposible. Sin embargo hay técnicas que permiten tomar conciencia de los hábitos de consumo que tenemos y sus consecuencias en la billetera, y sobre esa base, organizar los gastos.
Una de esas técnicas es el “Kakeibo”, práctica japonesa tradicional que data de 1904, instaurada por la periodista Motoko Hani, y que recientemente ha sido rescatada y vuelta a editar en forma de libro por Fumiko Chiba. También ha sido trasladada a una aplicación para móviles. El autor de la obra asegura que se puede ahorrar hasta un 35% de los ingresos en un año. Habrá que probar para ver si es cierto.
“El Kakeibo ayuda a organizar y planificar las cuentas personales mediante un sistema muy meticuloso que brinda diferentes pautas. Si bien es una opción que puede ayudar a clarificar pautas para guardar algo de dinero, en economías como la de Argentina hay muy poca cultura de ahorro”, explica el licenciado en Economía Eduardo Robinson.
¿Cómo funciona?
La premisa es simple: al principio de cada mes te sentás con las planillas de tu Kakeibo y las completás, como si fuera una suerte de calendario, diario personal y planilla de cálculos. Primero, se anota el ingreso mensual, descontando los gastos fijos (alquiler, luz, gas y agua, cable, otros servicios e impuestos, cuotas de créditos, cuotas del colegio, etcétera.)
Luego reflexionás cuidadosamente sobre cuánto te gustaría ahorrar -de acuerdo con el número obtenido en el primer ejercicio- y qué necesitarás hacer para alcanzar tu objetivo. Separá este monto del resto de tu plata y de esta manera podrás saber cuánto te queda disponible para otros gastos.
La tercera premisa es anotar todas las compras que vayás haciendo ubicándolas en la categoría correspondiente: gastos básicos, ocio y vicio, cultura, extras. Es importante ser preciso, meticuloso y constante. No es recomendable dejar de anotar por más pequeño que sea el gasto, como los famosos “gastos hormiga” -un café, un snack, una gaseosa. Al final de cada mes llega el momento del balance, donde se analiza el progreso y se toma conciencia de los hábitos de consumo.
Según promete el autor, el simple hecho de completar tu Kakeibo garantiza que el ahorro sea parte de tu vida cotidiana.
“Si bien hay formas de poder reeducar la conducta del ahorro, por ejemplo con este método, hay que tener en cuenta el contexto económico y la idiosincrasia de cada cultura”, advierte Robinson.
Un problema de todos
“Un gran problema para ahorrar en nuestro país es la tasa de inflación -detalla el economista-. Mucha gente, en lugar de ahorrar, decide adquirir bienes durables, para que su dinero no pierda valor adquisitivo, y allí se deteriora la cultura del ahorro”.
Otra dificultad son los cambios de reglas traumáticos que se dieron en las últimas décadas: las confiscaciones de depósitos, las devaluaciones violentas y la falta de horizontes de largo plazo, enumera Robinson, que sostiene que reinstalar la cultura del ahorro requiere estabilizar la macroeconomía.
“Mientras las personas perciban que las turbulencias económicas no terminan, será complicado estimular el ahorro -añade-. Aunque sea una tarea muy tediosa, es recomendable llevar anotaciones periódicas de todos los gastos y planificar así, los ingresos de cada persona o familia, como propone el Kakeibo”. Asegura que los llamados “gastos hormiga” muchas veces no se tienen en cuenta y suman un buen monto al finalizar el mes.
Sin la incorporación de una conducta de ahorro ningún método será útil. En otras palabras, “sin conducta de ahorro, ningún método puede ser eficaz”, dijo el economista. En tiempos de incertidumbre, se recomienda ser prudentes a la hora de gastar, de endeudarse y de usar tarjetas de crédito, de lo contrario puede haber problemas de sobreendeudamiento que implique tener que refinanciar todas esas deudas afectando la reputación crediticia de esa persona.
FUENTE: LA GACETA