Adam Lansing recibió el auto como chatarra y, 52 reconstrucciones después, logró lo que parecía imposible.
El desafío de Adam Lansing, un joven de 18 años de Texas, comenzó hace 6 años, cuando tenía 12 y un vecino lo escuchó decir que su sueño era convertir un auto naftero a eléctrico.
Así fue como recibió un Toyota Celica de 1980 abandonado y sin motor, más cerca de ser una chatarra que de volver a andar. Sin embargo, Adam lo recibió y puso manos a la obra.
El motor eléctrico del Toyota Celica de Adam Lansing (Prensa Toyota)
Luego de 52 reconstrucciones y seis años de aprendizaje, Lansing logró convertir el Celica en una pieza única: un vehículo eléctrico con autonomía de 200 kilómetros, alimentado por 94 baterías de litio.
Los comienzos de la gesta
El joven tuvo la idea luego de ver cómo su hermano les pedíaplata para nafta a sus padres permanentemente. Pero su verdadera inspiración llegó al ver videos de YouTube de John Wayland, quien convirtió un Datsun 1200 de 1972 en un “dragster” (coche para correr picadas) eléctrico de gran potencia que llamó “Zombie Blanco”.
“Vi la forma en que salió disparado de la línea de largada, y comencé a investigar más”, cuenta Lansing. “John comentó que el auto era todo eléctrico y apenas había algo bajo el capó. Cuando comenzó a hablar sobre la simplicidad del automóvil y que todos podían hacerlo, lo relacioné a los viejos scooters eléctricos en los que solía trabajar, y se encendió una bombilla. Pensé ‘puedo hacer esto’”, agrega.
Lansing logró completar todas las partes de su Toyota a los 14 años. A los 16, pudo hacerlo andar por primera vez, y lo manejó hasta su escuela. Sin embargo, dejó de funcionar ese mismo día, y desde ese momento dedicó dos años más a rehacerlo.
El video es de esa época, cuando proclamó ser “la persona más joven en convertir un auto a nafta en eléctrico”.
“Aprendí mucho en los seis meses posteriores a la falla del motor”, comenta ahora. “El auto no funcionó, pero aún estaba avanzando, acercándome a solucionarlo”, apunta.
Las baterías del Toyota Celica fueron puestas en el baúl. (Prensa Toyota)
Sin embargo, no todo fue sencillo. “Estuve a punto de arrojar la toalla”, cuenta Lansing. “Hasta el día de hoy, reconstruí el automóvil 52 veces. Alrededor de la vez 35 y 40 fue cuando se puso más frustrante. Pero el apoyo de mi familia, amigos y novia me ayudaron a seguir adelante. Tenés que tener en cuenta el objetivo final”, considera.
El futuro
El tenaz adolescente no estuvo solo en su tarea: el año pasado consiguió el patrocinio de los innovadores de combustible alternativo Core IV y de Plasma Boy Racing, la empresa de Wayland, quienes proporcionaron el paquete de baterías de fosfato de hierro y litio de 30 kWh que alimenta al Celica.
Adam Lansing tras su hazaña, junto a su madre (Prensa Toyota)
Y si bien Lansing comenzó como diversión, durante la empresa encontró su vocación, lo que lo llevó a fundar Hawkeye Innovations LLC, compañía con la que espera ganarse la vidahaciendo conversiones de nafta a electricidad para otros.
“Esta fue mi búsqueda de lo que quería hacer con mi vida”, afirma. “Cuando comencé, no tenía idea. Entonces quizás esto provocó una diferencia en mí. Encontré algo en lo que puedo tener éxito y que me apasiona. Este Celica me dio el impulso que necesitaba”, completa Lansing.-