La investigación judicial por la producción de fentanilo contaminado, que provocó la muerte de 96 personas, sumó pruebas clave: chats internos de empleados del laboratorio. Los mensajes revelan prácticas irregulares, ocultamiento de reactivos vencidos y manipulación de documentación antes de las inspecciones de la ANMAT.
En las conversaciones, los trabajadores reconocen que “escondieron todos los reactivos vencidos”, que quedaron expuestos al sol y la lluvia, y que “pudo haber explotado eso tranquilamente” por el mal almacenamiento. También admitieron que fabricaban lotes sin trazabilidad y que los registros se completaban después de la producción.
Los chats forman parte de la acusación presentada por la Fiscalía Federal 1 de La Plata, a cargo de Laura Roteta, contra diez imputados, entre ellos el empresario Ariel García Furfaro, dueño de HLB Pharma Group y Laboratorio Ramallo.
La causa señala que los responsables ignoraron alertas sanitarias, no retiraron del mercado los lotes contaminados y hasta utilizaron sellos oficiales de ANMAT sin autorización. Además, se detectó la presencia de bacterias multirresistentes como klebsiella pneumoniae en los productos adulterados.
La acusación sostiene que las irregularidades no eran aisladas, sino parte de un esquema sistemático para reducir costos y mantener la producción. Los investigadores remarcan que las conversaciones muestran una cultura de negligencia y encubrimiento, incluso cuando ya habían fallecido pacientes por la intoxicación.
