Gladis Taborda y su hermana Zulema le enviaron en 1982 un carta y una medalla Rubén Mendoza que peleó en las Islas. Ahora se conocieron tras una larga búsqueda.
Treinta y nueva años después, la guerra de Malvinas sigue arrojando historias. Hay tragedias pero también alegrías, como el encuentro que acaban de tener Rubén Mendoza y Gladis Taborda.
Con Argentina y el Reino Unido sumergidos en la guerra desatada tras el desembarco militar en el archipiélago del 2 de abril de 1982, Gladis y su hermana gemela, Zulema, enviaron una carta a los soldados destinados a las islas. No sabían a quién llegaría. Pero formaron parte del pelotón de estudiantes que buscando darle apoyo a aquellos jóvenes que estaban en el frente de guerra enviaron galletas, chocolates, bufandas y misivas de afecto. Sólo llegaron algunas, entre ellas la de las hermanas Taborda.
Esa carta de las dos jóvenes llegó por aquel entonces a manos de Rubén, un soldado que tenía que pelear en la guerra. Y hubo dos coincidencias: que él también era nacido en Córdoba y que tuvo el deseo de responderles. Esa respuesta escrita del soldado del BIM 5 apareció hace unos meses olvidada en un cajón de recuerdos en la casa de la mamá de Gladis.

El soldado Rubén Mendoza junto a su abuela y su padre antes de ir a la guerra.
Y fue el puntapié para intentar rastrearlo y saber qué era de la vida de ese hombre con el que había entrado en contacto en el inicio de la guerra. La búsqueda dio sus frutos y treinta y nueve años después, Gladis y Rubén se conocieron. Fue el domingo pasado, en un inédito zoom, esa plataforma que marcó la comunicación en tiempos de pandemia.
Clarín participó del encuentro entre ambos. Esta cronista fue invitada por los protagonistas y por quien los unió a esa charla virtual del domingo. La investigadora Alicia Panero, quien como si las coincidencias no fueran suficientes había sido compañera de Gladis en el colegio de Córdoba Inmaculada Concepción.

La carta de respuesta que envió el soldado Rubén Mendoza a las gemelas Gladis y Zulema Taborda desde Malvinas.

La carta de respuesta que envió el soldado Rubén Mendoza a las gemelas Gladis y Zulema Taborda desde Malvinas.
“Nany querida… acomodando papeles encontré una carta de un soldado cordobés, que nos escribió desde Malvinas!!! Mi hija se emocionó cuando la leí nuevamente… Año 82, estábamos terminando el colegio, año muy triste en lo familiar. Dónde estará ese muchacho???”, le escribió Gladis a Panero en el muro de Facebook. Fue el año pasado. Panero es muy popular en las redes sociales. Ocurre que se ha especializado en investigar historias de la guerra. Es la autora de Soldado Desconocido, donde profundiza sobre las tumbas mal nombradas del cementerio de Darwin, y que están en proceso de identificación.

La carta de respuesta que envió el soldado Rubén Mendoza a las gemelas Gladis y Zulema Taborda desde Malvinas.

La carta de respuesta que envió el soldado Rubén Mendoza a las gemelas Gladis y Zulema Taborda desde Malvinas.
También escribió Mujeres Invisibles, una historia sobre las enfermeras que fueron a la guerra. “Gladis Taborda, lo busquemos. Qué emoción”, le contestó a su ex compañera del secundario, a quien no veía desde que egresaron.
Entonces se puso en marcha el operativo. Buscó primero en el padrón del ministerio de Defensa entre los ex combatientes que estaban vivos. Quería tranquilizar a su amiga, porque el temor era que, buscando al autor de la carta, se enteraran que no había vuelto de la guerra. Logró ubicar a una hija en la Municipalidad de Ballesteros, y así llegó hasta el soldado, que era Rubén Mendoza.
Dice ahora Gladis a Clarín. “La carta había quedado en la casa de mi madre entre un montón de cosas que nos carteamos con mis compañeras de colegio”. La salud de su mamá se deterioró durante la cuarentena y un día su nieta, la hija de Gladis acomodaba cajas en lo de la abuela y encontró la carta entre los recuerdos de su madre. Hubo silencios, una reunión familiar para ver qué hacían y llantos, porque el año 82 había sido duro para los Taborda: muertes en la familia y una guerra que tornaba el clima más sombrío.

Gladis Taborda, la mujer que se reencontró tras 39 años con el soldado al que le envió una carta por Malvinas.
La carta, ahora, cobraba un inmenso valor afectivo.
Fechada el 26 de mayo de 1982, en las Islas Malvinas, el texto de Rubén Mendoza decía así.
“Queridas amigas, muchas gracias por lo que se molestaron en escribirme y mandar la medallita.
Te cuento algo de mí. Yo soy cordobés, soy de Villa María y conozco Córdoba capital y alrededores bastante bien (la carta tiene algunos errores de ortografía que no se consignan aquí).
Cuando estaba ahí era camionero y recorrí bastante la provincia y provincias vecinas. Por Cerro de las Rosas anduve poco tiempo antes de entrar en la colimba.
Vine a parar al Batallón 5 que está ubicado en Río Grande (Tierra del Fuego). Por esa causa el clima no lo siento, ya estoy acostumbrado al sur, a la nieve y el viento. El clima de la Isla es mejor que en Río Grande. No es tan frío ni hay tantos vientos.
Gracias pibas nuevamente aunque la distancia en estos momentos es bastante, si Dios quiere yo voy a volver a Córdoba y puedo llegar a conocerlas a ustedes y ustedes a mí.
Tengo 19 años, el 12 de septiembre cumplo los años. Tengo 1.75 de altura. Soy flaco, un poquito loco, según decían mis amigos de Río Grande. Bueno chicas, por hoy no escribo más. Chau, suerte.
Rubén Mendoza. Cordobés y argentino. Y de aquí no me voy”

El soldado Rubén Mendoza hoy en su casa de Córdoba. Se dedica a los negocios agropecuarios.
Rubén es clase 62. Nació y se crió en la pequeña localidad de Ballesteros, adonde volvió después de la guerra. Allí vivió toda su vida y se dedicó a actividades agropecuarias.
En 1982 estaba haciendo el servicio militar en Río Grande cuando los militares argentinos decidieron tomar las islas. Con su grupo en el BIM 5 tenían muy poca experiencia. Habían hecho simulacros de combate nocturno y estaban acostumbrados al frío, pero no mucho más. Trabajaba en los talleres del BIM 5, donde hacían transporte y logística.
“Del Batallón mandaron a la compañías de tiradores. Y fue algo de servicios para transporte en mover tropas. Yo le pedí al oficial de servicios que estaba a cargo mío que me mandara a las islas. Y bueno, me mandó. De esa sección fuimos poquitos. De transportes fuimos entre 10 o 15 personas nada más. Entre ellos unos cabos segundos, unos suboficiales. Uno se murió allá.
-¿Y por qué pidió ir?, le preguntó Clarín
Curiosidad, brindar servicios, servir a la patria. A los 18, 19 años todo te gusta. Es así. No hay miedo que te asuste a esa edad.
Rubén contó que los primeros días de la guerra estuvo “muy” tranquilo. “Era como las campañas que hacíamos en el continente”, contó
-¿Cuándo cayó en la realidad de lo que era la guerra?
Cuando empezaron los combates. Porque ya no era una campaña. Nos estaban tirando a nosotros. Y eso ya era salvarse el que pueda. Desde tierra teníamos algo para defendernos, pero era poca cosa.
-¿Cuál fue el peor momento que pasó?
Capaz que haya sido el día que nos replegamos, cuando se nos falleció un suboficial en la replegada. Cayó herido y murió en el acto. Y bueno, lo llevamos, entre un compañero lo llevamos hasta el pueblo. No lo dejamos ahí.
Entre tanto, Gladis recuerda a su padre “muy preocupado”. Un padre que no creía en la versión de la cúpula militar que aseguraba estar ganando la guerra. “Escuchábamos noticias de Uruguay y de Colombia porque él sostenía que nos estaban mintiendo. Yo mucho no entendía. Por supuesto sabíamos que estábamos en dictadura. Y todo eso. Y fue terrible Pero cuando veíamos la tele él nos decía que nos estaban mintiendo. Que la cosa era peor de lo que mostraban”.
Fuente: Clarín