El Papa estuvo al borde de la muerte en dos oportunidades recientes, según reveló su médico personal, el cirujano Sergio Alfieri, en una entrevista al diario Corriere della Sera. El pontífice argentino enfrentó un broncoespasmo severo y una complicación pulmonar que pusieron en riesgo su vida. “Tuvimos que elegir entre dejarlo ir o intentarlo todo”, dijo Alfieri.
El primer episodio crítico ocurrió el 28 de febrero, cuando un broncoespasmo generó una situación límite. “Fue un momento dramático, todos con lágrimas en los ojos”, relató el profesional, quien aseguró que el Papa estaba lúcido y consciente de su estado. El tratamiento implicaba riesgos altos, pero se optó por seguir adelante.
El segundo momento de extrema gravedad llegó cuando Francisco vomitó mientras comía y aspiró el contenido, lo que pudo haber causado una muerte súbita. “Fue terrible, realmente pensamos que no lo lograríamos”, confesó Alfieri. En ese momento, el Papa le agarró la mano al médico como buscando consuelo.
A pesar de su estado delicado, el Papa reaccionaba con ironía a los rumores sobre su fallecimiento y mostraba buen humor con el personal del hospital. Incluso ofreció pizzas para agradecer al equipo que lo asistió. Su entorno médico destacó que siempre pidió saber la verdad sobre su salud y que fue su médico de cabecera, Massimiliano Strappetti, quien tomó las decisiones más difíciles, respetando los deseos del pontífice.