En el último año, el real brasileño perdió el 25% de su valor frente al dólar, superando la barrera de R$ 6 por unidad de la divisa estadounidense. Este fenómeno, parte de un contexto de depreciación de monedas emergentes como la lira turca, está asociado al pesimismo generado por el plan fiscal del ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad.
Impactos en el turismo y el comercio:
- Afluencia turística hacia Brasil:
La devaluación del real hace que los destinos brasileños sean más accesibles para los turistas argentinos, especialmente en la previa a las vacaciones de verano. Según un análisis de búsquedas web, términos como “Playas Brasil” crecieron un 103%, “Hoteles Brasil” un 78%, y “Alquiler Brasil” un 61%, en comparación con el mismo período del año anterior. - Comercio fronterizo:
En provincias como Misiones, se observa un auge de viajes de compras hacia Brasil, impulsado por la diferencia de precios. Productos básicos, tecnología y alimentos son significativamente más baratos en las ciudades fronterizas brasileñas, intensificando un fenómeno ya existente. - Comercio exterior formal:
La industria argentina enfrenta desafíos para competir con los productos brasileños, ahora más accesibles en términos de precio. Esto afecta especialmente a sectores como el calzado, alimentos y productos manufacturados. Sin embargo, las exportaciones argentinas que destacan por su calidad, como vinos y aceites, podrían mantener su presencia en el mercado brasileño.
Industria automotriz: beneficios y desafíos: Brasil es el principal socio comercial de Argentina en el sector automotriz. La devaluación del real profundiza la importación de autos brasileños a precios más competitivos, pero complica las exportaciones argentinas al país vecino. Sin embargo, la integración de autopartes beneficia a ambas industrias: un tercio de las autopartes importadas por Argentina provienen de Brasil, mientras que más del 65% de las autopartes exportadas tienen como destino el mercado brasileño.