Denuncia que la despidieron de la cervecería Antares por denunciar a un abusador

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Es una de las cervecerías más populares de la capital tucumana. Antares se compone mayoritariamente por trabajadoras mujeres. Días atrás, trascendió en redes sociales una publicación en la que una ex trabajadora del lugar realizaba una grave denuncia de abuso sexual por parte del jefe de barra de este bar. Además, exponía el manejo de la empresa, la indiferencia y el maltrato laboral que recibió al manifestar los hechos. Encubrieron durante meses a su abusador y la despidieron posterior a efectuar la denuncia. Ana, en comunicación con La Izquierda Diario, contó que trabajó por un periodo de 1 año y 7 meses en Antares. En el transcurso de ese tiempo, atravesó la situación de abuso sexual, y tras poner en conocimiento de sus jefes que había efectuado la denuncia en la justicia, a la semana siguiente la despidieron. El abuso sucedió en el mes de mayo del 2.019. Se encontraban en un boliche cuando Cristian Ruíz, quien era jefe de la barra de Antares, puso sustancias en su bebida y abusó sexualmente de ella. En un primer momento no puso en conocimiento de la empresa lo sucedido, por temor a perder el trabajo, ya que su padre atravesaba una situación grave de salud. Finalmente, una vez que realizó la denuncia en la Justicia, empezaron los hostigamientos hacia ella, le redujeron horas de trabajo, le asignaban trabajar en los mismos horarios que su abusador, pese a los pedidos reiterados por parte de ella de que accedan a cambiarla de turno o de días para no coincidir con este. “Posterior a que realicé la denuncia, llevé la constancia y le mostré al dueño y a la encargada, porque ellos me solicitaban eso para poder cambiarme de horario. Sin embargo nada cambió, seguí trabajando dos meses más en los mismos horarios. “Un día Cristian Ruiz me agredió en horario laboral. Mis compañeros informaron a la encargada que habían sido testigos de eso. En ese momento, tras una charla puertas adentro con la encargada, él renunció. “A la semana siguiente de la renuncia de Ruíz, le avisaron a ella que estaba despedida por recorte de personal. “A los dos meses de mi despido, volvieron a contratar a quien fue mi abusador. Actualmente sigue trabajando allí. Me quedó claro que mi despido tiene relación con el hecho de que me atreví a denunciar y con las exigencias que hice de que tomen medidas”. La empresa Antares tiene más de 20 años en el país, con franquicias en distintas provincias. Es una de las marcas número uno de cervezas artesanales en Argentina. En Tucumán, la franquicia y por ende los dos locales (zona norte de la capital y Yerba Buena), pertenecen a Pablo Crego, Guillermo Correa y Daniel Cardinale. La situación de precarización laboral que atraviesan los empleados es similar a la que ya se conoce de otras grandes cervecerías como es el caso de Porter, entre otras, que fueron protagonistas de diversas denuncias desde el inicio de la cuarentena. “Todos trabajamos 8 horas pero solamente 4 figuran en blanco. En Antares nos existen las horas extra, es decir, las trabajas pero jamás te las pagan. Los dueños tienen amigos allí y en la Secretaria de Trabajo, alguien les avisó antes de que vayan a hacer las inspecciones, entonces ellos tuvieron tiempo de preparar todo y esa semana solo trabajamos 4 horas. Una persona muy importante del gremio es amigo de los dueños de Antares y era habitué del lugar. Siempre se enteraban de todo por esta persona, de las inspecciones, de los controles, de todo”. UTHGRA (Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina), el gremio gastronómico, ha demostrado que hace la vista gorda ante estos hechos. Ante las condiciones de trabajo en la que se encuentran los empleados de estos lugares y ante la situación de las trabajadoras mujeres en particular. No es algo nuevo el destrato que sufren las mujeres en el contexto laboral, ya que históricamente son quienes padecen las situaciones de hostigamiento, violencia y acoso laboral. Los sindicatos deben ponerse a la cabeza de enfrentar estas situaciones junto con cada compañera que se anima a denunciar en los lugares de trabajo. Ana realizó la denuncia en la oficina de Atención Ciudadana que pertenece al Ministerio Público Fiscal. Luego, le informaron que la misma no había seguido su curso por falta de mérito. Dilaciones y burocracias que ya son harto conocidas dentro de la justicia patriarcal y misógina, y que tiene las expresiones más brutales en las provincias del norte. Ante el entendimiento de que no será la justicia quien resuelva las contrariedades de la vida de las mujeres en esta sociedad, ante la obsecuencia de los sindicatos, las mujeres tienen que confiar en sus propias fuerzas para reclamar por sus derechos y denunciar la violencia patronal. La historia de Ana es la historia de cientos de mujeres en Tucumán y en todo el país, es necesario buscar una salida colectiva. Las Comisiones de Mujeres en los lugares de trabajo, son una salida necesaria e importante, apostando a la organización para luchar contra la violencia machista, el acoso laboral y sexual, pero también contra la precarización laboral, por licencias pagas para quienes atraviesan situaciones de violencia y que ninguna trabajadora sea despedida por denunciar a su abusador. El precedente que sentaron las trabajadoras de Mondeléz, ex Kraft-Terrabusi, es un gran ejemplo, en el que mostraron cual es el camino para organizarse contra la violencia machista. Se organizaron a través de la Comisión de Mujeres para apoyar a una compañera víctima de violencia de género, e impusieron un paro y asamblea para que el sindicato se ponga al frente de éste caso, que conmovió a las trabajadoras y trabajadores de Mondelez. Es necesario poner en pie estas comisiones en todos los lugares de trabajo. Más aún en este contexto de pandemia, donde los abusos patronales y la violencia afectan especialmente a las mujeres. La lucha del movimiento de mujeres de nuestro país se transformó en ejemplo internacional con la lucha contra los femicidios y otras formas de violencia machista expresadas en el “Ni una menos”. A 5 años de aquel 3 de junio del 2015, seguimos luchando por licencias laborales con goce de haberes para las mujeres víctimas de la violencia machista y la violencia y el acoso laboral que es combatido día a día por todas en los lugares de trabajo. Porque los despidos, la precarización y la persecución patronal hacia las trabajadoras, también son actos de violencia.

Fuente La Izquierda Diario