El cardenal Angelo Becciu, condenado por corrupción, renunció a participar del cónclave que elegirá al próximo papa, luego de recibir presiones internas y ver una carta firmada por Francisco que lo excluía del proceso. La decisión se conoció este martes, apenas días antes de la histórica reunión que comenzará el 7 de mayo.
Becciu venía resistiendo su exclusión, argumentando que el papa no había retirado formalmente sus derechos como cardenal. Sin embargo, el exsecretario de Estado, Pietro Parolin —uno de los “papables”—, le mostró una carta escrita por el propio Francisco, donde el pontífice ordenaba que no se le permitiera participar del cónclave. Según medios italianos, existirían dos misivas, una de 2023 y otra firmada en febrero de este año.
La presión entre cardenales fue intensa. Temían que su presencia en la Capilla Sixtina provocara un escándalo o incluso la nulidad del proceso electoral. La situación se resolvió en una reunión privada donde Becciu finalmente cedió, según informó el diario Il Corriere della Sera. El purpurado aseguró que su renuncia “no es una admisión de culpa”, sino un gesto para “evitar dañar a la Iglesia”.
Becciu fue condenado en diciembre de 2023 por una operación financiera irregular en Londres y por desviar donaciones a una fundación presidida por su hermano en Cerdeña. Fue el primer cardenal juzgado por un tribunal penal del Vaticano y recibió una condena de 5 años y 6 meses de prisión, más la inhabilitación para ocupar cargos eclesiásticos. Aunque apeló la sentencia, su situación legal sigue siendo grave.
El caso generó malestar entre los 252 cardenales que participan de las congregaciones previas al cónclave. Solo 133, menores de 80 años, tienen derecho a votar. Becciu estaba entre ellos, lo que encendió las alarmas. Con su renuncia, el camino hacia la elección del sucesor de Francisco se libera de una crisis institucional que amenazaba con empañar el proceso.