Rápidamente tratará de olvidar esta noche Boca, que pagó caro sus errores defensivos en Colombia y cayó 1-0 ante Deportivo Pereira en la cuarta fecha de la Copa Libertadores. El Xeneize sufrió varias desatenciones en el fondo y, más allá del penal atajado por Sergio Chiquito Romero, se vuelve a Buenos Aires con las manos vacías y con el Grupo F en llamas.
Boca pasó de tener que ganar para clasificar a octavos de la Libertadores a perder para dejar la calculadora arriba del escritorio. De ganar para consolidar una idea, a jugar para que vuelvan las dudas. De ganar para apuntalar rendimientos, a regresar a actuaciones individuales de aplazo, tan propias del pasado reciente.