Este lunes, Argentina activó una ronda de negociaciones en Washington con representantes del gobierno de Estados Unidos, en busca de desactivar los aranceles cruzados que impuso la administración de Donald Trump. La delegación argentina, liderada por el embajador Carlos María Kreckler, llegó a la capital norteamericana tras firmar un acuerdo de confidencialidad que mantiene las conversaciones bajo estricta reserva.
Las gestiones se dan en el marco de la guerra comercial que Trump desató contra China, cuyas medidas afectaron de forma colateral a exportadores argentinos. Aunque el presidente Javier Milei mantiene un vínculo personal con Trump, los sectores agroquímico, farmacéutico y tecnológico de Argentina figuran en un informe crítico del USTR (la Oficina del Representante Comercial de EE.UU.), que reclama mayor protección a la propiedad intelectual, transparencia en las normas y combate contra la piratería.
La página 17 del informe del USTR señala problemas con patentes, falsificaciones y demoras en aprobaciones comerciales. Además, enumera como puntos críticos los mercados de La Salada y Barrio Once, así como trabas cambiarias para importadores y prestadores de servicios estadounidenses.
Fuentes diplomáticas confirmaron que el gobierno de Milei asume la voluntad de avanzar con los reclamos norteamericanos, aunque aplicará los cambios en etapas. Para evitar sanciones tras el vencimiento de la tregua en julio, el Ejecutivo planea firmar decretos en el corto plazo y enviar un proyecto de ley al Congreso después de las elecciones de octubre.