Algunas claves para atenuar el impacto de las elevadas temperaturas en la producción avícola

Las altas temperaturas típicas del norte de nuestro país traen como consecuencia serios inconvenientes en los sistemas productivos pecuarios con impacto en la productividad y hasta mortandad de animales como las aves.

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Consultado por Suena a Campo, el Ing. Zoot. Marcos Auat aclaró que la sensibilidad extrema a las elevadas temperaturas se produce solo en las aves seleccionadas para producciones intensivas y que las aves rurales o de traspatio se encuentran perfectamente adaptadas y no sufren este tipo de presiones ambientales.

Lo antes mencionado se debe a que las aves seleccionadas para las producciones intensivas ya sea de carne o de huevos son animales con metabolismos muy activos y cada vez que se producen los procesos metabólicos de catabolismo y anabolismo ocurren pérdidas calóricas, es decir, que cada vez que se digieren los alimentos y se sintetiza músculo o vitelo (yema) que es una sustancia lipídica o albúmina (clara) que es una proteína se genera exceso de calor en los organismos.

Esto sumado a condiciones ambientales de elevada temperatura acompañada de una humedad ambiente de entre 65 y 70%, se produce un colapso orgánico que generalmente, termina en la muerte del animal por insuficiencia respiratoria o paros cardiorespiratorios.

Alternativas para mitigar los efectos de los golpes de calor

Existen técnicas de manejo y equipamientos que pueden ayudar a disminuir el impacto de los golpes de calor en los animales. Para definirlos, es necesario hacer una diferenciación entre las tecnologías de manejo y proceso de las aves y los equipamientos que requieren de cierta inversión.

En el caso de pollos parrilleros, una de las prácticas más comúnmente aplicadas, es evitar el metabolismo catabólico que se produce cuando las aves digieren los alimentos en los horarios más calurosos del día. Consiste simplemente en levantar las tolvas o comederos y permitir a las aves sólo el acceso al agua de bebida lo más fresca posible. Dicha práctica puede producir un diferencial hacia la baja en la eficiencia de conversión, sin embargo, es sumamente necesario para evitar la mortandad que ocasionaría pérdidas aún mayores.

En el caso de las gallinas ponedoras, se debe diferenciar los sistemas a piso de los sistemas a jaula. En el caso de los sistemas a piso, los golpes de calor son mínimos y las muertes podrían ser nulas o poco significativas ya que, en dichas condiciones, las aves tienen la posibilidad de refrescarse por sí mismas en la cama de los galpones que deben tener un adecuado sistema de cortinado y estar bien orientados para permitir una buena ventilación.

Cuando las aves se encuentran a jaula en cambio, no hay manera de que puedan soportar temperaturas tan elevadas si no cuentan con equipamientos de control ambiental como ser ventiladores y nebulizadores.

Equipamiento

Según comentó el ingeniero, hace un tiempo considerable que la avicultura industrial argentina utiliza túneles de viento con sistemas evaporativos. Estos sistemas consisten en paneles de celulosa en los cuales se produce un intercambio de calor entre el agua que corre a través de los paneles y el ambiente del galpón.

“Dichos paneles tienen una estructura similar a una caja de pizza y al pasar el agua, se van humedeciendo y el aire ingresa por que se genera una presión negativa dentro del galpón con extractores. El aire ingresa por esos paneles húmedos de celulosa, descarga el calor y regresa al galpón nuevamente” explicó.

A este sistema de enfriamiento se pueden sumar otras estrategias como ser disminuir la altura de los galpones, la instalación de cielo rasos y un eficaz sistema de cortinado.

Otra de las tecnologías comúnmente aplicadas en estos sistemas productivos, ya sea en ponedoras a jaula o en pollo parrilleros, son los sistemas de nebulizadores que debe ir acompañado de un sistema de ventilación que mueva la humedad que hay cargada en el ambiente producida por los nebulizadores.

Los nebulizadores son pequeños aspersores similares a los que se utilizan en los invernaderos y generan una descarga de humedad de microgotas dentro del galpón y sumado a la velocidad del viento que producen los ventiladores generalmente se genera un alivio térmico haciendo descender la temperatura al menos uno 10 a 12 grados mejorando la sensación térmica dentro del galpón.

En el caso de las dietas, el especialista indicó que formulando raciones de verano se podría modificar levemente el catabolismo digestivo de los animales incorporando en ellas mayor cantidad de fibra, sin embargo, en los esquemas productivos actuales no significa la mejor opción ya que las pérdidas económicas que por lo general son a mediano plazo son importantes.

Por esa razón, el ingeniero recomendó el manejo del ambiente recurriendo a ayunos en los horarios más calurosas de la jornada en lugar variar las dietas principalmente en gallinas ponedoras en las cuales, los desvíos en la producción suelen durar entre dos y tres semanas en recuperar los niveles normales.

Fuente Suena a campo