Más de 18 meses pasaron para que el Pueblo Decano vuelva a vivir una verdadera fiesta Celeste y Blanca, tucumana, popular, de acá, de barrio Norte y Villa 9 de Julio, de todo Tucumán, de corazón sin igual. Para conmemorar el Día Mundial del Hincha Decano la fiesta de 25 de Mayo y Chile se trasladó a la Plaza Independencia y los hinchas volvieron a fundirse en ese abrazo tan esperado, volvieron a cantar esos himnos, volvieron a emocionarse, a ovacionar otra vez al Laucha y honrar como siempre la memoria de Luis Caro, el pibe asesinado a sangre fría después de un clásico amistoso en una escena que el fútbol tucumano condena y reclama no repetir nunca más.
“Banderas, gorras, banderas, gorras del más grande“, grita como puede entre la multitud un vendedor ambulante, que no quiso quedarse afuera de la gran fiesta Decana. Suenan fuerte las trompetas hasta que se acaba el aire y vuelven a sonar, y dale que dale con todo al bombo, fuerte como le pega el Gordo Mussis de afuera del área, con el corazón bien Decano, y tomá aire que hay que seguir cantando, entre abrazos, a los saltos, como en la Chile, como siempre, como nunca.
“Y cómo olvidar esa noche que en Quito fui la Selección“; “de la cabeza te vinimos a ver porque tenemos aguante, no somos como los de la ciudade que son todos vigilantes“; “daaaaale Deeeeeca, hoy te vinimo’ a ver“, suenan y suenan, y esta hinchada se merece ser campeón. “De 25 yo soy y quiero ver quién se anima a venir, y dale De y dale De y dale daaaaaaale los De“; “se mueve se mueve se mueve está descontrolada la banda“; “y vamo’ los Deeeeeeeeeeeee“, y casi que se desata el pogo más grande del mundo en la plaza, más Celeste y Blanca que nunca.
Y entonces aparecen los jugadores. Los encargados de llevar al verde césped la pasión Decana y transpirar la Celeste y Blanca: Augusto Lotti, Santiago Vergini, Tomás Marchiori posan para la foto y se abrazan con los hinchas, que 18 meses después vuelven a sentirlos cerca. Aunque el equipo haya perdido ayer en Santiago, hay banca para los soldados de El Soldado, que necesitaban esta muestra de cariño del Pueblo Decano para empezar a levantar cabeza.
Comenzaba a escucharse “Deca mi buen amigo“, cuando un corazón Decano latió más fuerte que el resto y exclamó: “Ahí está El Laucha“. Y abran paso que llegó el 1, el ídolo, el eterno. “Oleee oleee oleee Lauchaaaaa Lauchaaaaa“, y la fiesta se desata de nuevo porque “señores yo soy de los Deca, Decano me voy a morir, pasamos muy malos momentos, los buenos ya van a venir“. Con la aparición de Cristian David los hinchas vuelven a sentir esa sensación, esa emoción, ese cosquilleo que les recorre el cuerpo cuando en el cemento del José Fierro pueden ver entre los papelitos y las bengalas al equipo salir a la cancha y les explota el pecho con el grito sagrado que esta noche suena más fuerte que nunca: “Viejo y glorioso Decano, de corazón sin igual, la banda te lo agradece y te alienta hasta el final“.
La plaza es una fiesta y ahí está Javi, cronista de exteriores de eltucumano, para darle voz a los hinchas y que se escucha la palabra sagrada del soberano, El Pueblo Decano:
“Ser Decano es lo más hermoso del mundo, no tiene significado la palabra Decano para los tucumanos“.
“Es lo más grande que hay en la vida, amigazo. Haber nacido hincha de los Deca es lo mejor”.
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Fuente: el tucumano