La historia de San Cayetano, el patrono del pan y el trabajo

Desde ese puesto ayudó a reconciliar a la Santa Sede con la República de Venecia.

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Cayetano de Thiene o San Cayetano, nació en Vicenza, Italia, en 1480. A los 25 años fue nombrado protonotario apostólico en la corte del papa Julio II, en Roma. Desde ese puesto ayudó a reconciliar a la Santa Sede con la República de Venecia. En el año 1524 fundó la orden de los Teatinos o Clérigos Regulares, con la finalidad de luchar contra la Reforma Protestante y servir a los más pobres.

Cayetano de Thiene fue beatificado el 8 de octubre de 1629 por el papa Urbano VIII y canonizado el 12 de abril de 1671 por el papa Clemente X. La fiesta de San Cayetano es celebrada por la Iglesia católica el 7 de agosto. Es patrón de los gestores administrativos, así como de las personas que buscan trabajo y los desempleados y es llamado “Padre de la Providencia” y patrono del pan.

En nuestro país, todos los 7 de agosto miles de fieles se reúnen en su iglesia ubicada en el barrio de Liniers, para pedir por trabajo y alimento. Por motivo de la pandemia, este año será excepcional y los festejos se adaptarán para evitar el conglomerado de gente./ Agenda Tucumán

  • Sólo en Argentina es considerado “patrono del trabajo”. Lo hemos adoptado cual inmigrante con tanto fervor que se trata del santo más popular de nuestro país. Mañana se lo celebra. Sepa quién era.
Si bien habrá tres misas por streaming, la gente puede ir igual a venerar la figura del santo. No van a poder entrar al templo, pero sí podrán acercarse en fila, sin entrar a la iglesia, pero van a poder circular para rezarle al patrono del pan y del trabajo
Si bien habrá tres misas por streaming, la gente puede ir igual a venerar la figura del santo. No van a poder entrar al templo, pero sí podrán acercarse en fila, sin entrar a la iglesia, pero van a poder circular para rezarle al patrono del pan y del trabajo

LA VERSIÓN ARGENTINA

Luego de la canonización de Gaetano, algunos inmigrantes italianos se lo trajeron consigo a nuestro país y así un muy buen día un campesino de principios del siglo XIX pasó frente a una imagen del santo camino a su casa y en medio del campo. No sabía quién era, pero el paisano venía de tener un pésimo día, de esos a los que a cualquier santo se le reza. Venía de sus campos de trigo, donde no había podido cosechar nada debido a una sequía que lo abrasaba todo desde hacía meses. El hombre se bajó de su carreta y le rezó a aquella imagen, pidiéndole que salvara sus trigales y dejándole como ofrenda unas pocas espigas que había logrado recolectar. Le prometió a Gaetano que si recordaba su pedido difundiría su ayuda y daría a conocer quién era. Y se fue. Pero antes de que llegara a su casa se desató una tormenta pocas veces vista desde el diluvio universal, y el anónimo se dejó empapar por aquella bendición y por su promesa.

Cuestiones argentinas, Gaetano pasó a llamarse Cayetano. San Cayetano. Y la difusión del milagro de los trigales fue tan grande que sus fieles comenzaron a ofrecerle el origen del pan para pedirle que con él pusiera el nuestro de cada día en nuestras mesas. La devoción creció y pasó a ser conocido como ‘el santo de la espiga’ y el patrono del pan y el trabajo, sólo aquí, en Argentina, ya que el santo del trabajo en el resto del mundo es San José (por tratarse del carpintero más famoso, a excepción de su Hijo, claro). Cada 7 de agosto, fecha en que murió, Argentina celebra a Cayetano, pidiéndole pan y trabajo o agradeciéndoselos.

EL FENÓMENO POPULAR

Podríamos decir -y se ha dicho, popularmente- que San Cayetano murió en el siglo XVI y resucitó en el XX. Ocurre que el 29 de octubre de 1929 la bolsa de Wall Street se desplomó, iniciando una década nefasta y llevándose consigo hasta a nuestra propia economía. Como exportadores quedamos en la lona, y el desempleo creció hasta niveles históricos. La pobreza y la indigencia se habían adueñado de nuestro país, y en aquella desesperación alguien recordó al santo de la espiga. Y lo compartió. Y comenzaron las peregrinaciones hasta su “casa matriz” en Liniers, la célebre parroquia enclavada en Cuzco 150. Hasta hace un par de años, más de un millón de personas acampaban días antes en las cercanías del templo para cuidar su lugar en la fila que les permitía unos segundos de intimidad junto a la imagen de Cayetano. Pero con la llegada de la pandemia, ya en el 2020 fueron sólo unas decenas de fieles y este año se pidió expresamente que nadie acudiera. De hecho, la parroquia va a estar cerrada, para prevenir que alguien se aventure a ir. Y cada ceremonia (comenzando por una misa celebrada a las cero horas) será transmitida por YouTube en el canal “Santuario San Cayetano”. Todo virtual, para evitar contagios del azote del coronavirus. Además, la Iglesia estableció que cualquier otro día de agosto (excepto el 7, como ya vimos) ‘vale’ para acercarse a la parroquia, celebrando un mes de San Cayetano, por primera vez en la historia. Hace algunos años el entonces párroco Gerardo Castellano contaba “El peregrino no quiere que le regalen nada: quiere trabajar, quiere ganarse su pan”.

En el mundo, San Cayetano es sinónimo de la Argentina, a pesar haber nacido en Italia. Y aquí lo demuestra siendo medalla de plata en los olímpicos de la devoción, sólo superado por la Virgen de Luján. No es necesario reforzar que tenemos predilección por el santo de la espiga y, al parecer, él por nosotros./La Nación

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