A pesar de que lo rotularon de ajedrecista, tiempista y conductor , Juan Manzur es el peor de todos.
En una evidente fractura interna del Partido Justicialista, donde el Gobernador intenta agrupar su propia estructura que en 6 años de gobierno nunca lo hizo, hoy la peor imagen de la provincia y la segunda del país es para él. A pesar de que el peronismo nacional lo ungió como vicepresidente del partido, algunos referentes del Albertismo lo consideran y ahora arma sus bloques en municipios y en la legislatura. Su imagen es el reflejo de su gestión y eso lo perjudica. Lamentablemente cuando el responsable político de una provincia navega por aguas de la ambición no hay mejor encuesta que la gente para la medición, una vez más los tucumanos le muestran al Gobernador que no tiene los pies sobre la tierra.

La caída de su imagen se debe a los terribles números de inseguridad, a la falta de empleo, a la no defensa del consumidor ante los servicios públicos, a la inexistentes obras públicas de necesidad y urgencia y muchos más. Hoy se ve un Manzur preocupado por la próxima gobernación cuando ni siquiera va por la mitad de esta, se ve un Manzur que condiciona voluntades por una lealtad electoral que no tiene, mientras las comunas padecen necesidades extremas, se ve un Manzur perdido en la soberbia rodeado de inexpertos disfrazados de políticos camorreros, se ve un Manzur perseguido y asustado porque le hicieron ver los enemigos que no tenía y ahora si los tiene, son los tucumanos hartos de tanta codicia e impunidad.
Ventana del Norte