La equinoterapia es una terapia y un beneficio para todos

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La equinoterapia se considera una terapia integral porque afecta positivamente al desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional. El hecho de que sea beneficiosa en tantos aspectos la convierte en una herramienta muy útil para mejorar la calidad de vida de las personas con capacidades diferentes y con problemas motrices e intelectuales. 

Rossana Pérez, presidenta de la Fundación “La Vidalita” dialogó con Ventana del Norte para conocer más sobre esta temática y como se está desarrollando esta actividad en nuestra provincia. Ella es instructora de equinoterapia, especialista ecuestre y también se especializó en el entrenamiento y comportamiento de los caballos para equinoterapia. “La Vidalita” comenzó en una granja de Las Talitas y actualmente la Fundación funciona en el Hipódromo de Tucumán (Av. Benjamín Aráoz e Irineo Leguizamo), cedido por la Caja Popular de Ahorros desde el año pasado. Nos explicó que trabajan mucho con la UNT haciendo capacitaciones a los alumnos de la Facultad de  Agronomía, Zootecnia y Veterinaria y  les enseñan el manejo del caballo, la doma racional y la mansedumbre. 

¿Hace cuánto arrancó la actividad en La Vidalita?

Empecé en el año 1996 a los 21 años, primero con la granja y luego con los caballos, en ese momento me interesaba mucho la doma racional y que no maltraten a los caballos en el proceso de la doma. Para esos años ya tenía a mi hijo porque nació en el 98 y en el 2003 le diagnosticaron su enfermedad que es el síndrome de Landau Kleffner y a partir de ahí aparece la equinoterapia. Empezamos a trabajar con diferentes establecimientos educativos y en las visitas que realizaban a la granja nosotros subíamos a los chicos con discapacidad en los caballos y a mí siempre me llamaba la atención la sonrisa, el cambio de postura y la energía que tenían los chicos arriba del caballo. 

¿Por qué se considera a la equinoterapia como una terapia integral? 

Porque intervienen muchas disciplinas, en la Fundación La Vidalita tenemos una psicomotricista, una psicóloga, una fonoaudióloga, estamos dirigidos por un médico y también interviene una kinesióloga. Es una terapia integral porque aborda a la persona en todo, en la equinoterapia siempre pensamos en las capacidades que tiene la persona y no en las discapacidades, pensamos en rehabilitar y habilitar todo lo que un individuo tiene.

Tenemos diferentes programas que fueron apareciendo con el paso de los años, la experiencia y escuchando las necesidades de la gente. Hay un programa nuevo que tomó bastante relevancia en este año de pandemia, se llama “Toma tu rienda” que es para víctimas de violencia de género. Se trabaja mucho sobre la autoestima con diferentes técnicas y es una terapia complementaria a otras terapias. Se trabaja con el caballo, pero no es necesario que se suban, también lo pueden hacer caminando, esto ayuda a fortalecer la toma de decisiones y el saber poner límites, es básicamente de lo que se trata este programa. Hay otros programas en los que trabajamos con personas con adicciones y adultos mayores.

Los beneficios que se tienen son una cuestión química porque el caballo pone en movimiento a personas que están tristes, mucho tiempo sentados, depresivos y el caballo te traslada, esto hace que tu cuerpo genere endorfinas.

¿Por qué cree que la equinoterapia ayuda a mejorar la autoconfianza y la autoestima?

Tiene que ver con muchas cosas, por ejemplo, en la literatura el caballo aparece siempre y viene a ayudarnos o salvarnos. A fines del siglo XX aparece la equinoterapia. En unas olimpíadas, una chica monta a caballo, gana la medalla de su disciplina y cuando baja del caballo el jurado se da cuenta que ella tenía secuelas de Poliomielitis y eso sería como la primera muestra de lo que es la equinoterapia y la rehabilitación. Mucho antes, Aristóteles habla sobre montar a caballo, pero no dice que es una terapia sino un beneficio para todas las personas. 

¿Qué produce en personas con síndrome de Down o autismo?

Produce las mejoras a través del equilibrio, de los movimientos hacia adelante y hacia atrás, la transmisión del calor, que son los tres principios básicos comprobados científicamente y por eso lo llamamos terapia. Siempre recomiendo que los chicos con síndrome de Down comiencen desde pequeños en estimulación temprana con equinoterapia porque favorecerá mucho a los músculos de su columna, su espalda también se fortalecerá y permitirá poder caminar antes de los dos años.

En el caso de los chicos autistas pasa algo diferente que tiene que ver con la comunicación no verbal que tiene el caballo. Siempre digo que el caballo no discrimina, solo le importa que lo trates con afecto, el caballo es muy empático y empezará a comunicarse a través de mensajes gestuales y corporales, de esta forma la persona autista se sentirá más segura y a través del caballo empezará a encontrar la necesidad de comunicarse con el terapeuta humano, es importante que el terapeuta sepa interpretar al caballo, porque el animal va contando lo que le pasa al paciente y es necesario saber cuáles son sus emociones, sus miedos y sus estímulos sensoriales. Esta conexión con la energía del caballo hace que se vaya venciendo los miedos típicos del autismo.

¿Cuántos centros privados u oficiales existen y realizan este tipo de terapias?

Hay varias organizaciones que realizan este tipo de terapias en Tucumán, y en Argentina son más de 300 centros. Muchas de las organizaciones que trabajan con equinoterapia en nuestra provincia se formaron en La Vidalita. Considero que esto tiene que haber en cada municipio del interior, tiene que haber más centros. 

En la actualidad existen centros en las municipalidades de San Miguel de Tucumán, Bella Vista, Concepción y  Monteros. En Yerba Buena está la fundación Minca.

¿Hay conectividad entre los diferentes centros? 

Yo formé una red humana de equinoterapia en la que están casi todos incluidos. Hay una ley en la que se trabajó también en el 2016, la ley de equinoterapia de la provincia, fue votada por unanimidad, pero no está reglamentada por el Poder Ejecutivo. También hay proyectos de ordenanzas en distintos municipios para que se reglamente la actividad, nos parece muy importante tener una ley nacional donde se reglamente sobre todo el trabajo y se registre lo que se viene haciendo para tener comprobaciones científicas y que haya una capacitación avalada por las universidades. Con La Vidalita venimos trabajando en un proyecto con la Universidad Nacional de Tucumán para crear una carrera de posgrado de equinoterapia, donde intervendrían las facultades de Agronomía y Zootecnia, Psicología, Educación Física y estamos esperando la respuesta de la facultad de Medicina para que se sume. 

¿La Fundación a partir de cuándo comienza a tener vínculo con la UNT?

En el año 2003 empieza nuestra actividad y en el 2008 obtenemos la personería jurídica y a partir de ahí en el año 2009 se firma un convenio marco de cooperación mutua con la UNT.

A partir de ahí se nos abren muchas puertas en la fundación ya que a través de la Universidad y de la Facultad de Medicina pudimos dar una charla en el aula magna dirigida para médicos y profesionales de la salud para contar que era la equinoterapia y sus beneficios.  Después de esa conferencia  se acercaron muchos médicos, que incluso nos recomendaron,  al ver todo lo que se habían logrado a través de la equinoterapia. 

¿Nos puede contar casos impactantes que la equinoterapia pudo apaciguar?

Uno de los casos más conocidos es el de un nene llamado Santiago que tuvo un accidente en 2010 cuando cayó a un pozo y quedó con parálisis cerebral, él asistió a estas clases y lo que más llamó la atención de los médicos es que a la segunda vuelta del caballo el nene logró elongar la pierna contraída hasta lograr extenderla. Para los papás del nene esto fue un milagro, porque luego del accidente fue la primera vez que vieron sonreír a su hijo.

Otro caso  impactante fue el de un niño que se llama Facundo con síndrome de Angelman, deterioro neurológico bastante grave. Se llama así en honor al médico que descubre el síndrome. A esos niños también les dicen, “los niños que siempre ríen” porque se pueden estar quemando y no sienten el dolor y se van a reír. Facundo, tenía 5 años y su mamá necesitaba una silla especial, el comenzó en 2012 y sigue asistiendo a nuestras clases. Uno de los días más importantes fue cuando bajó de un caballo con ayuda de uno de nuestros asistentes y él corrió a los brazos de su mamá, no podíamos creer!!. Él en este momento camina. 

Otro caso importante que tenemos es el de una nena llamada Anita que es autista y solía golpearse en los marcos de las puertas, fue largo el proceso con ella hasta que logramos ponerle un casco, su mamá nos había comentado que ella no resistía ni una traba en el cabello y ahora usa casco y casi maneja sola su caballo. Es una persona que evolucionó mucho y que hoy en día puede integrarse, esto antes era imposible debido a su conducta. Es uno de nuestros casos de mayor permanencia de equinoterapia. 

Muchas veces la gente nos consulta sobre el alta, pero eso lleva tiempo, en algunos casos si es posible darla más rápidamente y en otros casos se los pasa a una etapa predeportiva o deportiva, donde se puede participar en torneos de nuestra federación, también participan en las paraolimpiadas.

Se da el alta a una persona cuando se considera que logró obtener todos los beneficios y objetivos que se plantearon en el tratamiento como terapia y se les comunica a padres o tutores. Desde ahí se toma la decisión de pasar si se quiere a una etapa deportiva o hacer otra terapia.

Tenemos chicos con autismo que se desarrollan tan bien que a veces el caballo ya no les resulta útil para seguir su rehabilitación y pasan a otras actividades. 

Otro caso interesante es de Hugo , un niño que nunca había hablado y comenzó a hablar con esta terapia. Él sigue siendo nuestro alumno,  y actualmente tiene 19 años, era autista no verbal y su primera palabra fue “caballo” a los 8 años. Hoy en día habla mucho más, incluso habló en el acto de inauguración que hicimos hace poco del cual participó la ministra. Es un chico que adquirió muchas destrezas. 

Tenemos así muchos casos, también de niños que tenían fobias grandes con los animales. Que tenían crisis con solo ver a los animales. Los médicos nos recomiendan ahora mucho en estos casos y derivan a estos niños a equinoterapia.

Alemania, Francia y España son países que tienen grandes avances en equinoterapia y sus profesionales tienen muy en cuenta la equinoterapia. Hoy Latinoamérica también está observando estos beneficios y se los tiene mucho más en cuenta.

¿Usted cree que el estado no hace foco de esta actividad, que puede beneficiar a gente que tiene problemáticas, gente que tal vez necesita el recurso y no tiene el dinero para realizarlo?

Yo tengo el corazón partido en ese asunto porque trabajo en un centro de equinoterapia municipal con una administración del Municipio de la capital, el equipo profesional está en este proyecto y los caballos ahí se los mantienen correctamente. El Centro de Equinoterapia Municipal tiene un cupo para 60 personas. En los habitantes de la capital, el porcentaje de autismo y discapacidad es arriba del 13% y sin contar las personas que tienen secuelas de accidentes en moto, por ejemplo, si nos ponemos a contar estas enfermedades o las discapacidades que no son permanentes si no adquiridas se nos suma muchísimo más el porcentaje de personas que necesitan la equinoterapia. Siempre digo y me planteó en mis objetivos de vida que la equinoterapia se conozca en Tucumán, que tenga una ley y que el poder ejecutivo la reglamente. Estoy en el Hipódromo con la Equinoterapia donde hay una gran demanda, pero creo que cada municipio debe tener su centro de atención de esta temática, porque tengo muchos chicos del interior y tienen que viajar para realizar su terapia. 

Hace poco me invitaron a participar de una mesa de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la provincia donde se está trabajando con los caballos para poder mejorar sus condiciones de vida y acompañar las actividades que realizamos con ellos. Hace falta que los gobiernos, sobre todo aquellos del interior, incluyan mucho más estas actividades.

Horarios de los talleres de verano: 

Martes, miércoles y jueves 8hs a 11hs y 17hs a 20hs

En los talleres aprenderán a montar, equinoterapia, bordado y decoupage, danza y siempre están los profesionales, como fonoaudiólogos, los profesores de educación física y muchos más. 

Ventana del Norte 

Jorge H. Molina