Para las comunidades originarias, la apacheta, ese pequeño altar formado por un montículo de piedras, representa un lugar de unión y comunión entre pares y con los ancestros. Es un espacio de reflexión y armonía con la naturaleza donde se incluyen y se respetan las diversidades de creencias y credos. Por eso, los miembros de las comunidades tucumanas se sintieron muy agraviados con los episodios que se vivieron durante esta semana cuando desconocidos desarmaron la apacheta montada por la comunidad de Los Chuschagasta en Plaza Hipólito Yrigoyen y con las piedras formaron, primero, una cruz católica y, después, una cruz esvástica. Ese lugar, frente al palacio de justicia, es el elegido por los miembros de las comunidades para reclamar por la no liberación de los asesinos del comunero Chocobar. “Es muy fuerte para nosotros porque es un acto agresivo, intimidatorio. Ese pensamiento racista y fascista tiene una carga histórica tremenda”, destaca Walter Tolaba, miembro de la comunidad de Los Quilmes.
“No es algo menor, es algo que a nosotros nos eriza la piel. Es un acto de agresión, de imposición, de intimidación porque nosotros nos juntamos ahí, hay legislaciones que prohíben ese tipo de actos. No tengo la cultura europea de los hermanos judíos, pero el holocausto fue algo terrible, algo inusitado que no cabe en la cabeza humana… es lo peor de la humanidad”, cuenta Walter en diálogo con eltucumano.com. La apacheta se había montado ahí en julio pasado cuando miembros de la comunidad indígena Chuschagasta y otras comunidades locales hicieron un acampe frente al edificio de tribunales para exigir una condena firme para Darío Amín, Luis Humberto Gomez y Eduardo Valdivieso, quienes asesinaron al comunero Javier Chocobar el 12 de octubre de 2009. El miércoles pasado, desconocidos irrumpieron en ese lugar de reunión para las comunidades, derribaron la apacheta y formaron con las piedras una cruz católica. El jueves sucedió lo mismo, pero esta vez eligieron formar una cruz esvástica, el símbolo del nazismo.

Para los miembros de las comunidades tucumanas no es casual que esta agresión se produzca en la previa del 12 de octubre, fecha en que se conmemora el “Día del respeto a la diversidad cultural”, antes llamado “Día de la Raza”. “No sabemos quiénes son, pero son personas con energías sospechosas, son grupos minoritarios con estos pensamientos racistas y fascistas y es lamentable que pueda haber un pensamiento así. Yo no estoy de acuerdo con un pensamiento que promulgue la agresión a otro. Me parece que a la esvástica la han hecho intencionalmente y eso demarca también una forma de pensar respecto al otro y es algo terrible. Es muy feo de pensar porque sabemos lo que ha sido el holocausto”, comenta el artista plástico de 33 años.
El mismo jueves en que apareció la cruz esvástica formada con las piedras de la apacheta, los miembros de las comunidades se reunieron por la tarde para volver a formar la apacheta y realizar un ritual de desagravio: “Para nosotros, la apacheta es un lugar donde se respetan las diversidades de credos y pensamientos; un lugar donde fluyen la música y la armonía. Queremos llamar a la sociedad tucumana a la reflexión por este acto de agravio. Como comunidad hemos tomado una consciencia muy clara de nuestra lucha, que es una lucha pasiva y buscamos no producir los mismos agravios que nos han hecho a nosotros, eso es parte de nuestra sabiduría ancestral”.

“Este agravio es un acto que marca un pensar que es contradictorio a un pensamiento multicultural y se ha hecho cerca del 12 de octubre. No es casual la esvástica porque el holocausto ha sido también un acto de conquista; un acto de desprecio a la vida humana y la conquista española también ha sido eso. Ha significado el desprecio por la dignidad humana, por las creencias y por el otro en su totalidad. A nuestros ancestros los han desmoralizado y ahí los han podido dominar, eso han hecho en el holocausto y con los pueblos originarios”, explica Tolaba trazando una analogía entre ambos episodios históricos y ante una fecha que las comunidades originarias viven con pesar. Por la conquista de hace más de 500 años atrás, pero también porque es la fecha del asesinato del comunero Chocobar. Nada parece casual.
Hoy a las 16, miembros de las comunidades originarias se reunirán en la Plaza Hipólito Yrigoyen para conmemorar el último día de libertad de sus ancestros. Según explica Tolaba, se realizará un ritual en el lugar donde se encuentra la apacheta, respetando todos los protocolos sanitarios vigentes a raíz de la pandemia: “Convocamos a las personas que se puedan llegar, siempre respetando el protocolo. Simplemente, vamos a hacer una ceremonia, vamos hacer un sahumo para conmemorar a nuestros ancestros y para poder brindarles un momento de paz y estar en armonía, en contraposición a este agravio que sufrimos”.

Fuente el tucumano