Dolores Albarracín dice que está cansada, que el cuerpo ya no le responde. Convive desde hace nueve años con el dolor de tener una hija con discapacidad, sin un diagnóstico claro, y además con la burocracia para conseguir que el Estado cumpla con un amparo judicial que lo obliga a hacerse cargo de los tratamientos de la niña.
La mujer estuvo hasta esta mañana frente a la casa del gobernador Juan Manzur, en Yerba Buena. Este viernes iba a cumplir una semana allí, cumpliendo una huelga de hambre junto a su auto y con la compañía intermitente de su esposo y de otras madres que se acercaban a darle apoyo.
“Vengo pidiendo por los derechos de mi hija, que se cumplan los pagos de las prestaciones y que los pagos salgan como corresponde cuando me toca viajar a Buenos Aires”, explica.
Gricelda, su hija, tiene nueve años y un síndrome genético no específico. “Tiene luxadas las caderas, rotación de sus pies, un retraso madurativo y hasta hace dos años y medio estuvo con traqueotomía. Su cuadro no encaja en ningún diagnóstico”, detalla Dolores.
La niña nació con esa condición. Desde entonces, sus padres viven pendientes de ella. “Trabajamos observándola, corriendo al pediatra cada vez que hay algo raro y él nos deriva, generalmente al Fleni, en Buenos Aires. Suele tener episodios como convulsiones; tuvo una rigidez de su cuerpo hace unos años que no se explican de qué es. Cuando era chiquita tuvo dos paros respiratorios y no controla la parte febril, ante cambios bruscos de temperatura convulsiona”, explica.
A toda esa angustia se sumó la lucha contra la burocracia. Dice Dolores que su obra social (Subsidio de Salud) no cubría los tratamientos de Gricelda, por lo que tuvo que acudir a la justicia y así obtuvo un amparo que obliga al Estado a hacerse cargo de todos los costos relacionados con la salud de la niña. “Es el primer amparo de esas característica que hay acá en Tucumán, que es un amparo abierto porque ella no tiene un diagnóstico y no sabemos qué va a pasar”, remarca.
En el medio, hubo más problemas. La mujer asegura que le negaron el avión sanitario en dos oportunidades y que ella y su esposo debieron trasladar en auto a Griselda hacia Buenos Aires. “La primera vez tuvimos que llevar un aspirador manual y uno eléctrico y un tubo de oxígeno porque ella estaba con una traqueotomía”, recuerda.
En el Fleni, el médico que atiende a Gricelda es Daniel Yedlin, pariente del ministro de Desarrollo Social, Gabriel Yedlin, y del diputado nacional, Pablo Yedlin. Pero Dolores lamenta que ni eso haya servido para agilizar los trámites.
Pagos pendientes
Dolores se retiró esta mañana de la puerta de la casa del Gobernador por pedido de la Policía. “Siempre fui en son de paz”, aclara.
Relata que los mandaron a llamar desde la Casa de Gobierno y que su esposo se presentó allí, donde le dieron tres cheques: pudieron cobrar solo uno porque los otros dos “estaban deshabilitados”. “No es justo tener que pasar por esto, helarme en las filas del banco y no poder sacar la plata. Hace siete años que vengo escuchando que ya van a cumplir, ya tengo 50 años, mi cuerpo no da más para estas cosas, estoy devastada por el golpe físico, mental y hasta espiritual porque te tratan mal, te atienden mal y no voy a pedir nada que no corresponda”, lamenta, con voz cansada.
“Desde al año pasado que vengo peleando por los pagos de la maestra que apoya a mi hija, me sumé a las marchas de los docentes. Llegué a marzo sin maestra, igual que otra mamá. Nunca se solucionó. Solo pido que cumplan”, implora.
El siguiente paso, dice Dolores, es la presentación judicial que hará mañana su abogado, Gustavo Morales. Si eso no prospera, la lucha seguirá. “Tengo dos nenas con discapacidad, la sonrisa de mis hijas me alimenta. Voy a hacer que esto se cumpla, algún día se tiene que terminar”, afirma.
“Hubo demoras por la pandemia”
En lo que respecta al área de Discapacidad del Ministerio de Desarrollo Social, su director Hugo Jovanovics asegura que están al día con los pagos. “Esos tres cheques que se le entregaron corresponden a los últimos pedidos que tiene para cuidadores y transporte especial”, afirma.
“Tengo entendido que por un problema del banco no se pudieron cobrar los tres cheques juntos”, aclara. Y explica que sí existió una demora pero que está relacionada con la pandemia y la cuarentena. “Hubo una pequeña demora que es presupuestaria, cuando salió la resolución justo fue el tema de la pandemia y entonces se pagó un poco tarde”, precisa.
Fuente La Gaceta.



