El cierre del año financiero presentó un escenario sumamente complejo para la administración nacional este martes. El Gobierno debió intervenir con fuerza en el mercado de cambios para intentar contener una nueva presión alcista sobre la divisa. La desconfianza de los inversores se centró principalmente en la incertidumbre sobre el pago de la deuda programado para el próximo 9 de enero. El equipo económico que lidera Luis Caputo enfrentó una jornada de alta tensión marcada por la venta masiva de dólares y un salto abrupto en las tasas de interés en pesos.
Intervención y tasas récord
La estrategia oficial buscó evitar que el tipo de cambio se disparara antes de la entrada en vigencia del nuevo esquema monetario del Banco Central. La autoridad monetaria operó contra la cuenta del Tesoro y sacrificó reservas para mantener la cotización bajo control. Las estimaciones del mercado indicaron que la entidad se desprendió de entre 250 y 300 millones de dólares durante la rueda. El objetivo fue sostener el precio de la divisa mayorista en la zona de los 1.450 pesos frente a una demanda de cobertura que se aceleró por el miedo.
La respuesta del mercado financiero fue inmediata. Los inversores buscaron liquidez desesperadamente para dolarizar sus carteras. Este movimiento provocó que las tasas en pesos volaran por los aires. La caución a un día, que habitualmente funciona como termómetro de la liquidez, alcanzó picos del 140% de tasa efectiva anual. Este nivel de estrés financiero reflejó el nerviosismo existente en la plaza.
Señales confusas y análisis
El clima se enrareció aún más por algunas señales contradictorias desde el propio oficialismo. El Banco Nación publicó y luego borró un mensaje sobre la recepción de dólares sin verificar el origen, amparándose en una Ley de Inocencia Fiscal que todavía no está vigente. Al mismo tiempo, trascendieron presiones a la provincia de Santa Fe para que liquide divisas obtenidas por deuda internacional. El mercado interpretó estos gestos como una urgencia extrema del Ejecutivo por conseguir los billetes necesarios para el pago de la deuda.
El economista Hernán Letcher advirtió que el Tesoro todavía necesita unos 2.300 millones de dólares para cubrir los vencimientos de enero. La falta de ayuda externa visible y la ausencia de una hoja de ruta clara alimentaron la sospecha de que el Gobierno enfrenta serias dificultades para honrar sus compromisos. Según el análisis de los especialistas, el cambio de esquema cambiario no respondió a una convicción técnica sino a la necesidad de administrar la escasez en un contexto de fragilidad.


