El mercado laboral de la provincia encendió una luz de alarma tras el último reporte oficial difundido esta semana. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) confirmó que el desempleo en Tucumán trepó al 6,2% de la Población Económicamente Activa. Este porcentaje se tradujo en una realidad difícil para miles de familias. El organismo estimó que unas 28.000 personas quedaron sin ocupación en el aglomerado Gran Tucumán-Tafí Viejo. El dato reveló además que 4.000 nuevos aspirantes salieron a buscar empleo pero no lograron insertarse en el sistema productivo local durante el tercer trimestre.
Comparación regional y nacional
La situación local contrastó negativamente con el resto de la región norteña. La tasa de desocupación en la provincia se ubicó claramente por encima del promedio del Noroeste Argentino. La media regional fue del 4,7% durante el mismo período analizado. Además, la tendencia provincial avanzó en sentido contrario al escenario nacional. El desempleo a nivel país se situó en el 6,6% pero mostró una baja interanual de 0,3 puntos. Tucumán no logró replicar esa leve recuperación estadística que experimentaron otros distritos del país y mostró un retroceso en sus indicadores.
La búsqueda del segundo empleo
Un fenómeno particular marcó el ritmo de la crisis económica en el distrito. La presión sobre el mercado laboral aumentó significativamente por la necesidad de mejorar los ingresos familiares. Las estadísticas mostraron que el 25,4% de las personas que ya tenían trabajo salieron a buscar otro puesto activo. Esta proporción ubicó a la provincia en el tercer lugar del ranking nacional de demandantes ocupados. Tucumán quedó solo detrás de Santa Rosa-Toay y el Gran Córdoba en este aspecto. En términos absolutos, unos 115.000 tucumanos intentaron sumar un segundo empleo para poder llegar a fin de mes.
Informalidad y ocupación
La tasa de empleo mostró un leve crecimiento a pesar del aumento en la desocupación general. La ocupación alcanzó el 45,7% en el principal aglomerado urbano. Esto representó a unos 425.000 trabajadores en actividad. Sin embargo, la calidad de esos puestos de trabajo generó preocupación entre los analistas. Las proyecciones indicaron que el trabajo no registrado osciló entre el 48% y el 50% en la zona metropolitana. Esto significó que casi la mitad de los ocupados se desempeñó en la informalidad. Estos trabajadores carecieron de aportes jubilatorios y cobertura social, una cifra muy superior al promedio nacional del 43,3%.


