El Senado uruguayo aprobó este miércoles la ley de “Muerte digna” y, de esta forma, Uruguay legalizó la eutanasia. Con 20 votos a favor sobre 31, la iniciativa impulsada por el oficialista Frente Amplio superó su último trámite legislativo. Si bien Colombia y Ecuador ya la despenalizaron por vía judicial, Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina en regular la práctica a través de una ley.
La nueva normativa establece condiciones estrictas. Para solicitar la muerte asistida, la persona debe ser mayor de edad, ciudadano o residente, y estar psíquicamente apta. Además, debe encontrarse en la etapa terminal de una patología incurable o que le provoque sufrimientos “insoportables” y un “grave deterioro” de su calidad de vida. El texto garantiza que el paciente puede arrepentirse en cualquier momento.
El procedimiento también incluye fuertes garantías. Si un médico acepta la solicitud, un segundo profesional debe confirmarla. Los médicos y las instituciones de salud pueden negarse a realizar la práctica (objeción de conciencia). Si dos médicos la rechazan, una junta médica de tres especialistas tomará la decisión final. Para efectos legales, la ley considera estas muertes como “naturales”.
La aprobación reflejó la postura liberal de Uruguay, que ya reguló el cannabis y el matrimonio igualitario. Una encuesta de Cifra reveló que el 62% de los uruguayos apoya la eutanasia. Pese al respaldo popular, la Iglesia Católica expresó su “tristeza”, y otras organizaciones calificaron el proyecto como “peligroso”. El Colegio Médico del país, por su parte, se mantuvo neutral pero asesoró en la redacción de las garantías.