El Paseo de la Zamba volvió a llenar de vida el corazón de Barrio Sur con una caminata colmada de pañuelos, música y emoción popular. Esta novena edición del tradicional evento, impulsado desde sus inicios por José Cano, se realizó el sábado por la tarde y reunió a cientos de personas entre las plazas San Martín y Belgrano, en un homenaje a los próceres de la Independencia.
Desde las 16, vecinos y bailarines se desplazaron entre ambas plazas, evocando el encuentro de San Martín y Belgrano en la Posta de Yatasto, en 1814. Allí renovaron su compromiso con la causa independentista. Así, la caminata folclórica se convirtió nuevamente en un puente de memoria, historia y cultura.
Durante la jornada, se destacaron escenas emotivas. Florencia, una joven que se desplaza en silla de ruedas, bailó la zamba “Mujer, niña y amiga” junto a su profesora de danza. “Bailar zamba es algo increíble para mí, no lo puedo explicar”, dijo entre lágrimas y sonrisas. Su papá, emocionado, filmó cada paso con su celular.
El evento también fue una celebración colectiva. Grupos de mujeres, niños y academias folclóricas se sumaron con sus vestuarios típicos. En ese marco, Sandra Rodríguez, presidenta de Mujeres Tradicionalistas de Tucumán, destacó la importancia del gesto. “San Martín y Belgrano son los mayores héroes que hemos tenido. A ellos les debemos la historia y la libertad que hoy disfrutamos”, expresó frente al escenario, custodiado por la imagen de la Virgen Generala.
Además, Rodríguez subrayó el valor simbólico de la danza. “La zamba representa a la mujer: la delicadeza, la pureza, el amor, la pasión”, explicó. Por su parte, la profesora Rosa Díaz Cañas, con 25 años dedicados al folclore, remarcó: “Aunque la mayoría de los bailarines somos mujeres, nos complementamos y bailamos igual. Somos felices”.
La participación infantil también se hizo sentir. Niños y niñas, con sus trajes tradicionales, se animaron a mostrar lo aprendido en las academias. Algunos, como Guadalupe, Luciano y Jerónimo, sorprendieron al público con zapateos y coreografías que demostraron que el amor por el folclore sigue transmitiéndose de generación en generación.
Así, el Paseo de la Zamba volvió a emocionar y reafirmó su lugar como uno de los eventos culturales más representativos de Tucumán. Con pañuelos al viento, la comunidad celebró la historia, la música y la identidad.


