Durante el primer semestre de 2024, la incidencia de la pobreza en los jubilados alcanzó el 30,8%, duplicando la cifra del año anterior (13,2% en 2023). Esto implica que más de 542 mil jubilados ingresaron a la pobreza, según el informe titulado “Pobreza e Indigencia: Perfiles de la pobreza. Propuestas para su abordaje en la Argentina reciente”, elaborado por investigadores del Instituto Gino Germani (UBA) y el CONICET.
Nuevos vulnerables en el sistema económico
El estudio destaca que grupos antes menos expuestos, como asalariados formales y jubilados, ahora enfrentan condiciones de vida deterioradas. Aunque históricamente los mayores de 65 años tenían menor incidencia de pobreza, el último año mostró un crecimiento significativo en su vulnerabilidad económica, marcando un cambio preocupante en el panorama social.
El impacto en trabajadores formales e informales
Además de los jubilados, los asalariados formales experimentaron un aumento del 50% en la pobreza durante el último semestre. En este grupo, la pobreza subió del 18,1% al 27,8%. Aunque los asalariados informales siguen siendo los más golpeados (64,3%), la brecha entre formales e informales se redujo por un empeoramiento salarial en quienes trabajan en blanco.
Cambios estructurales desde 2020
El informe vincula esta aceleración de la pobreza con la crisis económica y social derivada de la pandemia de COVID-19. El deterioro salarial y laboral afecta a todos los niveles de ocupación, con los subocupados como los más vulnerables (67,1% en 2024). Sin embargo, la pobreza también creció entre los ocupados plenos y sobreocupados, alcanzando el 37,9% y 44,4% respectivamente.


